Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Aunque el Servicio Electoral ha sido muy claro en señalar que la campaña política para llamar a votar Apruebo o Rechazo a través de los medios de comunicación, sea prensa escrita o radios, comenzará el miércoles 6 de julio y terminará el jueves 1 de septiembre, ya hemos visto que desde muchos sectores se ha desatado una promoción encubierta a las opciones que tendremos que ir a votar el domingo 4 de septiembre de 2022, o sea, en poco más de dos meses.
Se supone que el 4 de julio entregarán el texto definitivo, ya con todas sus modificaciones, reducciones y armonizaciones incluidas.
La elección será blanco o negro, sin matices. Los que se oponen al texto ya tienen su decisión tomada, al igual que los que aprueban la nueva carta fundamental. Será una disputa muy dura porque ambas visiones se vienen posicionando hace meses y porque la lógica de las nuevas formas de entender la realidad es que los que aprueban quieren escuchar solo a los que piensan apruebo, y los que rechazan, no quieren saber nada de las ideas de los que quieren aprobar.
Dos bandos opuestos e irreconciliables. Lo peor que le puede pasar al país, que más que nunca necesita acuerdos, encuentros, reflexión y respeto por las ideas.
Creemos que en esas condiciones será muy difícil discutir el texto que proponen los convencionales para la nueva Constitución o los rechazos que marcan los convencionales que no estuvieron de acuerdo con dicho texto.
Si Chile fuera un país razonable, menos extraviado de lo que se encuentra en una serie de aspectos (desafío al Estado de derecho en la Araucanía, crecimiento imparable de la acción de los delincuentes, falta de viviendas, inflación, listas de espera y otros) podríamos suponer que el resultado, pensando en el plebiscito de entrada, debería ser un 80% a favor del Apruebo y un 20% a favor del Rechazo. Sin embargo, hay encuestas que dan por triunfador al Rechazo y muchas que los ubican al mismo nivel. Un empate es una mala señal y una confirmación de que el país se encuentra dividido en dos.
¿Qué hicieron mal los constituyentes para que ahora tengamos este resultado?
Bueno, hicieron mal el texto de la Constitución y punto. No hay otra explicación. Dieron tantas patadas para tantos lados, que hoy muchos ciudadanos creen que ese texto no los representa. Y se han abierto a la opción Rechazo porque desde todos los frentes, incluido el presidencial, les han dicho que se trata de una opción válida y que no es el fin de Chile, sino una decisión que siempre se supo podía tener solamente dos respuestas. También les han dicho que Rechazar significa no estar de acuerdo con el texto propuesto, pero que pueden estar completamente de acuerdo con pedir una nueva Constitución, que reemplace la que venimos reformando desde hace más de 30 años.
Nunca la democracia ha sido aprobada por unanimidad, por el contrario, siempre requiere de minorías que hay que respetar, justamente, para actuar en forma democrática.
Se avecinan días muy complicados para la convivencia política y para nuestra democracia.
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