Por: Alejandra Pezoa Ahumada
Académica carrera Terapia Ocupacional
Escuela de Ciencias de la Salud
Universidad Viña del Mar
OPINIÓN.- En nuestro país hay dos meses que revisten importancia y cierto nivel de estrés a las familias, hogares y personas, uno de esos meses es marzo y el otro diciembre.
No es poco frecuente escuchar a algunas personas expresar lo complejo que se les hace enfrentar la demanda– tanto económica como emocional- que implica este mes, comprar regalos, participar en reuniones sociales, estar presentes en fiestas de empresas, organizar reuniones familiares, tener que decidir con quien pasar las noches de Navidad o Año Nuevo, siendo una presión para cualquier persona que le toca decidir y/o consensuar con su entorno o pareja.
La verdad es que nunca dejaremos a todos conformes con nuestras decisiones, pero hay una persona que debe estar siempre conforme, esa persona es uno mismo, pues se debe elegir lo que a uno lo deja tranquilo/a. Debo estar donde yo me siento cómodo y donde mis afectos sean bien recibidos.
Claramente no es una decisión fácil, pero uno debe realizarme siempre la pregunta de ¿cómo me siento frente a la opción elegida?, antes de preguntarme ¿cómo se sienten los otros con mi decisión? Suena egoísta, pero es la única forma de estar en sintonía con nuestros sentimientos, y de eso se trata ¿no?, de amor, y ese amor debe partir conmigo mismo, para poder entregar la mejor versión a los demás.
Quererse a uno mismo es el principio de todo amor.