Un dato duro para abrir esta columna.
Dos personas son asesinadas diariamente en Chile: una en la capital y la otra en regiones. La cifra la entregó la PDI y como si fuera poco aterradora, agregó más antecedentes diciendo que en promedio, 650 personas son asesinadas en un año en el país, y que ese promedio se ha mantenido constante en los últimos diez años.
También la PDI declaró que en el 91% de los casos se identificó al homicida, que antes la mayor cantidad de muertes eran por robos y hoy se vinculan al tráfico de drogas.
Un análisis de las cifras permite entender que en el último año los homicidios han crecido un 25% respecto del año pasado, sin embargo, a nivel continental, somos la segunda menor tasa (después de Canadá) en cantidad de crímenes.
Y la policía agrega un comentario fatal, que debiera abrirnos los ojos de lo que está ocurriendo en Chile: el 70% de los homicidios en Chile ocurren en el submundo de las drogas.
Otro antecedente de violencia lo encontramos en la cantidad de personas desaparecidas, cifra que desde 2003, alcanza a 15 mil 516 casos, configurados como encargos vigentes para buscar a alguien en ambas policías. Para entender la magnitud del problema, basta mencionar que cada día Carabineros recibe 63 denuncias por presunta desgracia, mientras que la PDI registra otras 22 fichas por la misma razón.
No confundir estos casos con los cerca de mil 300 detenidos-desaparecidos que dejó el gobierno militar en 17 años.
Si ponemos los ojos en nuestros niños, el tema de la violencia hace crisis, porque el 10% de los niños de Chile han sufrido 14 o más situaciones de violencia en su vida, como lo precisa la Subsecretaría de Prevención del Delito y del Consejo Nacional de la Infancia, mediante una encuesta que incluyó 19 mil 684 casos en cerca de 800 colegios del país. Eso significa que son menores polivictimatizados, porque han recibido por lo menos 14 actos de violencia, entre los 32 tipos definidos por la encuesta.
Lo que prueba la encuesta es que el primer acto de violencia, un abuso sexual por ejemplo, deja al niño vulnerable para ser víctima de otros abusos, lo que sumado a los entornos de pobreza, agravan aún más las debilidades de los niños y jóvenes.
Cuando señalamos que existe un 10% de niños con 14 situaciones de violencia, nos referimos a una acumulación de diferentes tipos de violencia en un mismo menor.
La violencia trae consigo procesos judiciales para castigar las acciones cometidas en contra de las personas, por lo tanto, trae cárcel para los delincuentes. En Chile hay 40 mil 853 personas tras las rejas, pagando condenas por sus delitos. Nuestra región tiene capacidad para contener a 3 mil 146 reos, sin embargo, hay 4 mil 535 en las cárceles de nuestra zona, o sea, tenemos un 44% de sobrepoblación al interior de los penales. Punta Peuco tiene capacidad para 123 ex uniformados y hoy en día hay 111 internos, que la extrema derecha llama “presos políticos militares”.
Pero el tema de fondo no es ampliar las cárceles, sino crear programas de reinserción que permitan evitar la reincidencia en los delitos. En el gobierno pasado se elaboró un Plan Nacional de Reinserción Social, que contempla 80 medidas básicas y que se supone que la Subsecretaría de Justicia ya se lo traspasó al actual gobierno.
En verdad, vivimos en algunos entornos de violencia que no siempre percibimos y que siempre es recomendable analizar a la luz de las cifras.