Hombre haitiano de 42 años, ingresó a la urgencia con distintos problemas de salud y pesando solo 36 kilos
VALPARAÍSO.- Durante el mes de febrero, Daniel Bontes -hombre haitiano de 42 años– ingresó hasta la Unidad de Emergencias del Hospital Van Buren de Valparaíso, aquejado de diversos problemas de salud, entre ellos y uno de los más complejos, un extremo estado de desnutrición, ya que pesaba solo 36 kilos.
Por lo tanto, la institución de salud debió activar un equipo multidisciplinario de profesionales, funcionarios y funcionarias de las áreas de medicina, enfermería, nutrición, psicología, kinesiología, entre otras, para resolver sus patologías, en un escenario que se vio complicado por las intensas barreras lingüísticas e interculturales.
La jefa de la Unidad de Medicina Interna del hospital, Mónica Carvajal, se refirió al caso y explicó que “el paciente estuvo bastante tiempo en el hospital, fue ingresado inicialmente a la Unidad de Cuidados intermedio, aquejado de una enfermedad que se llama porfiria, hizo una crisis y no estaba diagnosticada previamente, se hizo el diagnóstico durante la hospitalización. Es una enfermedad hematológica que atacó principalmente la parte neurológica de fuerza y se produjo una miopatía”.
La facultativa detalló que luego de unos meses, el paciente pasó la Unidad de Medicina Interna de la institución y comentó que “realmente era muy triste verlo porque estaba postrado, sin fuerza, no tenía nada de músculo, todo se había consumido bastante”.
En ese sentido, la especialista especificó que cuando el paciente llegó al mencionado servicio, “tenía un problema importante para tragar, es decir, además de todo este tema de la fuerza muscular que presentaba, fue necesario ponerle una sonda de alimentación, pero cuando llegó a esta unidad, ya estaba en una etapa en que tenía que empezar a comer en forma oral y el problema con que se toparon fue que el paciente no accedía a alimentarse de la comida que le traían del hospital porque no era la comida que él habitualmente consume.
Por lo tanto, requieiron la ayuda del facilitador intercultural del recinto, Guy Juillet, quien les ayudó a lograr la manera de adaptarse al tipo de preparación que el paciente aceptaría recibir.
“Hay un tema cultural también en la comida, los productos son iguales, pero la forma de prepararlos es distinta, por ejemplo, la forma de cocinar un pollo, nosotros le echamos mucho limón, es una comida muy distinta, varias veces yo fui a ayudarle, le pregunté, como dos veces yo cociné para él, ayudé en la cocina como prepararle la comida y ahí comió. Ahora él está mejor porque yo hablé con las las auxiliares de alimentación, les dije intenta de cocinar de esta forma y ahí él empezó a comer un poquito más pero antes era casi nada”, contó Juillet.
APOYO PSICOLÓGICO
Sin duda la intervención del área psicológica fue fundamental para la recuperación del paciente, en esa línea, el psicólogo de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación, Andrés Lagos, expresó que “una de las mayores angustias que uno tiene cuando está hospitalizado, sobre todo en otro país, es que puede generarse la preocupación por lo qué está pasando con mi grupo familiar y en este caso, el contacto es aliviar justamente es angustia, que es lo que lo que puede dificultar otros procesos en paralelo que tienen que ver con la recuperación de la enfermedad compleja, entonces, cuando el ánimo está bajo por varios motivos, hay que trabajar en eso y uno de las acciones es la intervención para que puedan retomar contacto con su familia y así puedan motivarse y puedan seguir con el proceso de recuperación”.