Conocí al nuevo intendente, Jorge Martínez, cuando era el director regional del DUOC, hace algunos años. Y entre las tantas cosas que se pueden decir de su trayectoria, me quiero referir a una que lo pinta de cuerpo entero.
Por décadas estuvo abandonado el Palacio “Cousiño” en Valparaíso, que en sus tiempos tuvo el lujo y la grandeza que recordaba al viejo y glorioso primer puerto.
Tan descuidado y complicado estaba el lugar, que la gente comenzó a llamarlo “la ratonera”, como una manera de calificar que no era más que la casa de las ratas, un sitio sin destino.
Sin embargo, Jorge Martínez, gran hacedor de cosas, decidió emprender su recuperación, para convertirlo en la nueva sede del DUOC. Venciendo todo tipo de dificultades, logró comenzar a proyectar un edificio moderno, ocupando la hermosa fachada del viejo palacio.
Con trazos de gran modernidad y belleza, un grupo de arquitectos le dieron una nueva vida al lugar, dejándolo en lo que podríamos llamar un palacio moderno, con extraordinaria vista al mar, con salas de clases, laboratorios y talleres de primer nivel y un auditorio que está entre los mejores de Valparaíso.
El día de la inauguración, mostrando su faceta de perfeccionista, ofreció un cóctel asombroso preparado por los alumnos de la carrera de gastronomía y un desfile en las calles aledañas, con personas vestidas a la usanza de finales del siglo XIX. Banda antigua, carros y toda una puesta en escena que a nadie dejó indiferente.
Esa reconstrucción debe estar entre sus mejores obras, entre sus mayores y mejor logradas realizaciones.
Me consta además que tiene perfecta conciencia del grave problema que nos causa a todas las regiones de Chile el persistente centralismo santiaguino. Trabajó con la Fundación P!ensa, que ha desarrollado en profundidad el tema de la descentralización, por lo tanto, entendemos que también tratará de disminuir el centralismo de la capital de la región respecto de sus comunas.
Abogado de profesión, ha incursionado en las comunicaciones, transformándose en un agudo columnista, capaz de analizar la realidad regional y nacional, apoyándose en datos e ideas fundamentales para el desarrollo.
En el campo de la educación su aporte al despliegue del DUOC en la región ha sido fundamental. Al ser nombrado nuevo intendente se encontraba como vicerrector de la sede de la Universidad Andrés Bello.
El presidente electo, Sebastián Piñera nombró 16 intendentes, que tienen una edad promedio de 50 años. El nuestro tiene 55. El 70% son hombres. Hay tres abogados, dos periodistas, dos profesores y dos asistentes sociales. Los otros siete tienen, cada uno, una profesión diferente. La idea que ronda detrás de las nominaciones es que sean estos mismos intendentes designados los que se presenten en el 2020 como candidatos a Gobernadores Regionales, conformando la nueva institucionalidad de las regiones. Y todos tratando de cumplir el gran anhelo de la derecha, que es poder extenderse en el poder por ocho años.
Nuestro nuevo intendente, aspiró a ser candidato a diputado por su partido, la UDI, en el 2013, pero no fue ratificado por la estrecha cúpula de dicho partido, que reunido en algún living de Chicureo, le negaron la opción. Dejó esa militancia e ingresó a RN, donde fue muy bien acogido y nombrado en este importante cargo, lo que significa que tiene la confianza del nuevo gobierno.
A Jorge Martínez lo esperan muchos temas pendientes de nuestra región, especialmente los más graves, vinculados a proyectos económicos que dañan nuestro medio ambiente.
Desde esta columna le deseamos suerte y que su fuerza como gran realizador, la pueda aplicar en esta región que necesita tantas nuevas obras.