Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
El martes en la monumental Biblioteca Nacional de Santiago, ante una gran concurrencia, lanzamos el libro “Los 400 de Disputada”, escrito por Marc Turrel, el ingeniero Mario Solari y yo en mi calidad de historiador de nuestra zona. La obra consiste en el desarrollo minero de El Soldado, Chagres y Los Bronces, es decir, todo lo que por muchos años fue la Compañía Minera Disputada Las Condes.
Se trata de un libro de 504 páginas, en edición de lujo, con 30 capítulos en los que se explica el gran aporte a la minería de las compañías francesas Du M’Zaita y Peñarroya, Enami, Exxon y Anglo American, que tiene a su vez un bello despliegue fotográfico tanto de las personas, como de las faenas, los equipos, los trabajadores, el paisaje cordillerano y la vida diaria en los campamentos.
En gran parte todo lo relacionado con Nogales y El Melón que aparece en el libro, proviene de un trabajo que hicimos con Miguel Núñez Mercado hace ya más de diez años, por encargo de Anglo American, para celebrar los 170 años de la mina El Soldado.
Para los que vivimos en la Provincia de Quillota, las minas El Soldado y Navío, forman parte del alma minera de la zona y nos sentimos muy orgullosos del aporte que hacen en todos los campos del desarrollo de nuestra provincia y nuestra gente.
Si bien el progreso de la minería del cobre en El Melón y Nogales se debe a la instalación de los primeros hornos de fundición, a comienzos del siglo XIX, es necesario advertir que como centros mineros tenían vida desde los tiempos de los indígenas y también durante la Colonia.
La primera concesión de El Soldado la realiza Pedro Adrián, en 1842, un año fundamental en la zona, ya que es el año en que Josué Waddington abre la bocatoma para el gran canal y también el momento de la instalación de las primeras industrias de Ildefonso Huici en La Calera.
Los pioneros de los hornos son Pedro Félix Vicuña y Gregorio Amunátegui, al que se suma Juan Rusque Portal, que venía de Francia con ideas innovadoras, transformándose en minero, fundidor y agricultor. Un modelo que se repite en forma muy especial, con gente que trabaja en el campo, que va a la mina y que, en los tiempos de crisis, vuelve al campo. Una mezcla diferente: mineros – campesinos.
El fenómeno se repitió en Chagres, cuando se puso en funciones la fundición y debieron buscar mano de obra entre los campesinos de Catemu. Llegaron a trabajar 2.000 personas, muchas de las cuales provenían del campo y de las plantaciones de la Compañía Chilena de Tabacos.
En la primera mitad del siglo pasado se consolida la presencia belga – francesa en la zona, con la Sociedad de Minas de Cobre de Catemu, la Compañía Minera Du M’ Zaita y finalmente, ya en 1958, con el ingreso de Sociedad Minera y Metalúrgica Peñarroya, a través de la compra de acciones en la Bolsa de París, que unió en una sola mano a El Soldado, Chagres y Los Bronces, quedando configurado el manto de minerales que va desde El Melón hasta Santiago.
En la época de los franceses de Peñarroya surgen advertencias sobre los peligros del tranque de relave, que se venía formando desde 1929. Las preocupaciones se transformaron en tragedia el 28 de marzo de 1965, exactamente hace 60 años, cuando el terremoto derribó el muro del relave. (Ver reportaje página 15)
Cuando en 1973 llegaron los militares se encontraron con una minería con baja producción y dificultades políticas y sociales, pero con un Estado rico, propietario a través de la Nacionalización de la Gran Minería del Cobre de Codelco y de la mediana y pequeña minería de Enami.
La llegada de Exxon en 1978 significó inversión, nuevas tecnologías, defensa del medioambiente, pero por sobre todo, la aplicación de normas de seguridad para sus trabajadores. De esa época recordamos a Rafael López Caro, el organizador y modernizador de El Soldado.
En junio de 2002, con la llegada de Anglo American nace la División El Soldado, una mina a rajo abierto y subterránea con plantas de tratamiento de minerales oxidados y sulfurados. Aporta grandes inversiones, cambios tecnológicos, mejoras en seguridad y en la producción de cobre, pero su principal característica ha sido su excelente trabajo con las comunidades. Un verdadero modelo para cualquier empresa.
Hay mucha minería en la zona. Quiero recordar una conversación con el ingeniero civil en minas, Alejandro Vásquez, que fue Gerente de la División El Soldado quien, junto a Álvaro Canales, nos contaron su sueño: crear un parque natural, protegiendo 1.000 hectáreas de bosque nativo (de las 8.000 hectáreas propiedad de la compañía) en la cordillera de El Melón. Benjamín Vicuña Mackenna ya escribía en 1870, que la cordillera de El Melón, al sur con La Calera y Catemu y hasta Cabildo por el norte, era una de las más hermosas montañas de Chile Central.
Alejandro Vásquez repetía su mensaje: “Hacer el parque natural es el más potente plan de biodiversidad, sería el segundo bosque mediterráneo después de La Campana, pero con mucha mayor protección”.
Una conversación mirando a la protección del planeta, en medio de una intensa faena minera. Toda una propuesta para hacer posible una sana convivencia entre la minería y la naturaleza.