Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Desde hace muchos años que se viene proyectando una forma de acercarse al río Aconcagua que sea amable, que permita un parque destinado al esparcimiento, un camino que conecte y un espacio destinado a la protección del medioambiente.
Si miráramos desde muy arriba, veríamos que todos los centros urbanos de nuestra región están cercanos al curso del río. Unos en la desembocadura y otros en las alturas, pero todos siguiendo sus aguas.
Los indígenas de nuestro valle buscaron sus orillas. Las villas de la colonia fueron fundadas cerca del río. Hemos crecido al lado, pero con cierta distancia, como si estuviéramos seguros que se va a desbordar y dañar nuestras construcciones con furiosas inundaciones.
La verdad es que cuando el río traía agua muchas veces se desbordaba. La famosa “crecida de Navidad” era una advertencia del río recordándonos cuáles eran sus espacios de siempre.
Hay casos en que los vecinos le perdieron todo el respeto al río y se instalaron en sus orillas o al borde de donde antes corría su caudal principal como, por ejemplo, Aconcagua Sur en Quillota o Entrepuentes en La Calera.
Aunque lo hemos dividido, el río es uno solo, que va desde Los Andes a Concón. Tiene su espacio y su forma de ser. Ha cambiado mucho, ya no es desordenado porque no tiene caudal, ya no es problema cruzarlo porque se ha transformado en un estero, pero no por eso no sigue siendo fundamental en la vida de todo el valle, marcando con sus aguas arriba o sus napas abajo, una presencia húmeda que le ha dado vida a la agricultura, principal actividad entre nosotros.
Cuando hace décadas se planificó el llamado Camino Internacional, la empresa propuso dos formas de hacerlo: la que finalmente quedó y otra que iba por la orilla del río y que incorporaba cientos de hectáreas a la vida de nuestras comunas. Los ahorros que muchas veces realiza el Estado en la inversión pública de provincias, hicieron que ese maravilloso proyecto quedara solo sobre el papel.
Por eso es tan interesante que los alcaldes de Quillota, La Cruz, La Calera e Hijuelas, a instancias del Delegado Presidencial, se hayan reunido para tratar el proyecto de construir un gran parque que una a las cuatro comunas en el borderío, que las haga compartir áreas verdes, caminos y zonas de protección de la flora y fauna.
La idea es desarrollar una propuesta que, apoyada por los equipos técnicos de cada municipalidad, pueda ser presentada a la Subsecretaría de Desarrollo Regional, a Bienes Nacionales y al Ministerio de Obras Públicas, para que analicen su factibilidad y montos de inversión.
Como lo señaló el Delegado Presidencial, José Orrego Ramírez, la idea es construir el parque provincial que “tiene como objetivo preservar el ecosistema del lecho del río, además de ser un espacio de encuentro y esparcimiento para las familias de la provincia y una alternativa de conectividad. Hemos vivido muchos años de espaldas al río y es hora conectarnos con él”, precisó en la reunión con los alcaldes.
Esperemos que este valioso proyecto, antigua aspiración de muchas generaciones, pueda comenzar a ser diseñado y pronto forme parte de una licitación pública para hacerlo realidad.
El río Aconcagua merece una cercanía que siempre le hemos negado.
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