Roberto Silva Bijit
La Fiesta de la Vendimia es una ocasión muy buena para celebrar la tierra y su generosa cosecha de racimos de uva, para celebrar el vino y la amistad, para disfrutar de sábados y domingos con otros colores.
El fin de semana tuvimos tres Fiestas de la Vendimia en nuestra zona. La más grande fue la de Panquehue, que tiene varias viñas comprometidas en la celebración; también tuvimos la Vendimia de Quilpué, realizada en la plaza “Eugenio Rengifo”, junto a la línea férrea; y por primera vez se llevó a cabo la Fiesta de la Vendimia en la plaza de El Melón, una excelente iniciativa para comenzar una tradición.
A mediados de marzo y durante todo abril se cosechan los racimos de las distintas cepas que tenemos en el país. Comienza así lo que será la elaboración de vinos, que a su vez tendrán como sabor la cepa con que fueron hechos. En tinto, las principales son Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Carmenere. En tanto que en blanco, las tradicionales son el Sauvignon Blanc y el Chardonay. Hay muchísimas más, pero esas son las que vemos comúnmente. Hay un tinto, el Pinot Noir, que se toma helado como el blanco, así como también hay variedades populares como la Italia, con que ese hace el pipeño.
Las viñas de la zona alta del río Aconcagua están en Panquehue y tienen una variada gama de vinos. Allá encontramos la viña Flaherty, Peumayén, El Escorial (de nuestro amigo Ricardo Espinosa, que inauguró una excelente cava subterránea), Siebenthal (de nuestro amigo Mauro que produce vinos de excelencia) y la viña Sánchez de Loria (de nuestro amigo Felipe Cruz, cuyo antepasado está ligado a la revolución de la Independencia en Quillota) y la viña In Situ, que tiene sus viñedos en San Esteban.
Esa área es fundadora del vino en Chile, me refiero al vino con cepas francesas, como el que empezó a producir Maximiano Errázuriz en 1870, cuya viña honra su nombre.
También en esa época, José Tomás Urmeneta plantó viñas en la zona de Limache, pero el tiempo y la urbanización se encargó de borrarlas. Hace 60 años mi papá me llevó a la Base Aeronaval de El Belloto, para que me subiera por primera vez a un avión. Lo único que vi desde el aire fue la pista aérea y viñas, muchas viñas por todas partes, casi no había suelo descubierto. Era la herencia que dejaron los sacerdotes franceses que crearon la viña Los Perales.
Por eso es tan atractivo que el fin de semana se haya celebrado la quinta versión de la Fiesta de la Vendimia en Quilpué, con la presencia de varias viñas locales, entre ellas Raab, heredero de una tradición que viene de 1913 en Colliguay y Los Colihues, que producen el delicioso Muscat de Frontignan, una reliquia en la zona. Una gran fiesta que cada año crece y progresa, con el apoyo del alcalde y el municipio.
Y la primera fiesta de la Vendimia en la Provincia de Quillota, celebrada en El Melón por iniciativa de la alcaldesa de Nogales, resultó un gran éxito, porque por primera vez también pudimos degustar vinos plantados, cosechados y elaborados en los suelos meloninos, gracias a la dedicación y entusiasmo de nuestro amigo el doctor Carlos Aguirre. También estaban presentes los vinos de otro amigo, Pedro Narbona, con vinos que en parte cosecha en la Quebrada del Ají. En Rautén y Tabolango quedan otros viñedos que alguna vez producirán vinos con el nombre de nuestras ciudades y campos.
Felicitaciones a los que impulsan estas fiestas de la Vendimia, por devolverle alegrías y tradiciones a los primeros fines de semana del otoño.