Su hija nació con una grave enfermedad y gracias a la Teletón hoy está totalmente rehabilitada

Publicado el at 4:25 pm
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Paula Silva enfrentó varios retos del destino que le sirvieron para afrontar la recuperación de su hija María Ignacia

LA LIGUA.- Apenas cinco años tenía Paula Silva Cosmelli cuando un cáncer no detectado a tiempo le quitó a su mamá. Ese fue el primero de una serie de episodios que la fueron preparando para afrontar la que -hasta hoy- ha sido la tarea más importante de su vida.

Paula nació y se crió en La Ligua y tras la muerte de su mamá quedó al cuidado de una hermana mayor. Con el tiempo esta mujer -hoy de 31 años- se fue a estudiar Relaciones Públicas a Santiago. Allá, cuando tenía 22 años y aun estudiaba, tuvo una relación de la cual resultó embarazada y las circunstancias que entonces vivía la llevaron a considerar no seguir adelante. Yo era una estudiante promedio, lo que quiere decir que hacía malabares para financiar mi hospedaje, comida y todo”, recuerda. Sin embargo, una amiga la terminó por convencer de tener al bebé, aunque ella sabía que se trataba de una tarea que iba a tener que afrontar sola.

Pero eso a Paula no la amilanaba. Incluso ella misma reconoce que la experiencia le había dado fuerza para enfrentarse sola a la vida y esta no iba a ser la excepción.

Corría diciembre del año 2009 y Paula ya contaba ocho meses y medio de embarazo cuando egresó de su carrera. Tenía todo planificado: “Yo iba a ser una mamá moderna, tendría a mi guagua y a los tres meses la llevaría a la sala cuna para poder volver a trabajar, pero no pudo ser así”, cuenta.

Y vaya que el destino le tenía deparada una sorpresa, pues si bien durante gran parte de los meses la gestación se había desarrollado en aparente normalidad, en las últimas semanas, los médicos detectaron que algo no andaba bien. El bebé no se movía conforme a su edad, lo que era indicio de algo preocupante.

“Yo vine a pasar Navidad y Año Nuevo a La Ligua, pero se me adelantó el parto, entonces pedí que me llevaran a Quillota a tener a mi hija. Pero aunque tenía contracciones, no pasaba nada porque la niña no se movía. Estuve 27 horas en trabajo de parto y todos bromeaban con que eran las 27 horas de la Teletón”, cuenta Paula.

Finalmente su hija María Ignacia llegó a este mundo el 5 de enero de 2010 y todo parecía normal. Sin embargo, pasadas dos semanas, Paula notó que la niña no subía de peso y durante un control -luego de hacerle a la niña el examen de fenilquetonuria y de hipotiroidismo- se confirmó un diagnóstico inicial: María Ignacia tenía esta última enfermedad, “y me dijeron que podría tener retraso mental y sufrir enanismo”, recuerda Paula.

LA TELETÓN

Allí comenzó un largo periplo para madre e hija. “Nos mandaron al Hospital San Juan de Dios, hicieron estudios para ver si era genético, y al final los médicos llegaron a la conclusión de que mi hija no tenía tiroides. Era un caso muy raro, incluso los estudiantes de medicina iban a verla”, rememora esta joven mamá, que armó un plan para manejar el tratamiento de su hija: “Hice una planilla Excel donde anotaba todo: fechas de control, médico que la veía, lo que me decían, los remedios que le daban, todo lo anotaba”, recuerda.

Como la tiroides es una glándula encargada de producir las hormonas del crecimiento y el metabolismo, María Ignacia vio muy retrasado su desarrollo. A los seis meses aun no levantaba la cabeza y mostraba hipotonía -debilidad muscular extrema- a pesar que recibía diversos medicamentos. Por eso ambas fueron a parar a la Teletón en Valparaíso.

Allí, cuando María Ignacia tenía ocho meses, comentó un proceso de rehabilitación y era atendida por un equipo multidisciplinario. “Me atendieron súper bien, entendían mucho mi forma particular de ser, había otras mamás que lloraban mucho, pero yo no, aunque había ejercicios que consistían en botarla para obligarla a pararse una y otra vez, eso para mí era medio tragicómico”, confiesa.

Así pasaron unos años hasta que, finalmente, María Ignacia fue dada de alta a los cuatro años de edad. Pero Paula no se iba a quedar ahí. Sabiendo que la enfermedad de su niña le exigiría un esfuerzo adicional para mantener su tono muscular, decidió fomentarle la práctica deportiva y qué mejor que dándole el ejemplo. Por eso, ambas comenzaron a participar en diferentes corridas con tan buenos resultados que hoy María Ignacia cosecha podios en categorías más altas a las de su edad y lleva una vida absolutamente normal.

Pero como una ironía del destino, una vez recuperada la niña, fue su mamá la que cayó afectada por un cáncer, que -afortunadamente- fue detectado a tiempo y le permitió someterse al tratamiento que aun mantiene, aunque de manera preventiva, considerando sus antecedentes familiares.

Hoy Paula es feliz con sus dos hijas, es afortunada en el amor y los negocios y está a la cabeza de su propia agencia de marketing, a través de la cual dicta charlas motivacionales, entre otros servicios.

Al finalizar la conversación Paula reflexiona diciendo que “antes que mi hija naciera yo me sentía un poco rara porque no sentía que tuviera el ‘perfil de mamá’. No hice baby shower, nunca tuve el clásico bolsito de guagua, me sentía una mamá muy atípica. Y cuando ella nació nunca lloré ni me sentí mal, porque yo sabía que lo iba a lograr. Desde el principio supe lo que tenía que hacer. En la Teletón yo aprendí que ella debe saber pararse una y mil veces y eso lo proyecto a todos los aspectos de su vida, de la mía y de toda mi familia”, concluye esta liguana que le ha ganado a todos los retos del destino.

 

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