Si lo atienden bien…

Publicado el at 9:15 am
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En agosto del 2010 debí someterme a un procedimiento médico en el Hospital San Martín de Quillota, que supuso apenas un día de hospitalización.

Recuerdo que llegué como cualquier hija de vecino de la comuna y obedientemente seguí todos y cada uno de los pasos administrativos y médicos requeridos en la oportunidad. Todo iba bien hasta que llegó la hora de ponerme la famosa “vía”.

Marisol Valdés Riffo
Secretaria de Redacción

Yo no sé por qué, pero cada vez que veo una aguja, mi vena se fondea en lo más profundo de mi brazo. Y encontrarla ahí… no tiene caso. Por eso el personal médico siempre opta por colocarlo en la muñeca o en la mano, lo que es bastante doloroso.

Ese día, una matrona y una auxiliar tuvieron esa misión y, frustrada por la situación, la matrona tuvo la ocurrencia de decirle a su ayudante: “Hoy nos tocaron puros cueros de chancho”.

No sé si me dolió más el verdadero clavo de 4 pulgadas que me estaba clavando en la muñeca -del cual quedó una cicatriz que aun llevo- o el atropello a mi dignidad.

Ese mismo día, más tarde, llegó a controlarse una embarazada muy jovencita, de no más de 15 años, que se quejaba de algún malestar propio de su estado. La matrona a cargo (otra profesional), con violencia inusitada y sin ninguna autoridad moral le dijo “¿No te gustó hacerlo? Ahora aguántate no más”. Fue entonces cuando entendí el concepto de Violencia Obstétrica y que incluye muchas otras facetas en el trato a las futuras o nuevas madres por parte del personal hospitalario.

Hace un mes volví a hospitalizarme en la misma sala y coincidentemente me tocó la misma cama, esta vez por una cirugía más grande y compleja. Estuve cinco días allí y con satisfacción pude apreciar cuánto han cambiado las cosas desde entonces y para mejor.

Mis tres compañeras de sala y quien escribe, fuimos atendidas con profesionalismo, excelencia y mucho respeto, desde los médicos hasta el personal auxiliar y eso muy valorable.

Me da gusto escribir esto ahora, me alegra poder decir que en el hospital de mi ciudad las personas pueden sentirse atendidas con dignidad, a pesar de las limitantes propias del sistema público en cuanto a recursos humanos y materiales.

Es cierto, muchas veces las personas se quejan de la mala calidad del servicio y la atención -especialmente en la Unidad de Emergencia que muchas veces se ve saturada por personas que ignoran cuál es una verdadera emergencia-, pero mi experiencia, en esa y en todas las otras unidades a las que he debido acudir, ha sido positiva.

Hay un letrerito que he visto en varios negocios y que dice: “Si lo atienden mal, dígalo aquí. Si lo atienden bien, dígalo afuera”. Esta vez me atendieron muy bien y lo dije ahí -en el sistema OIRS del hospital- y lo digo acá afuera, a través de estas líneas.

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