Milena Rojas Aguilar
Periodista
Poca participación tuvo la marcha que se realizó el viernes para protestar por los malos olores y la contaminación del río Aconcagua en La Calera.
Pasadas las 18 horas unos cuantos vecinos liderados por los dirigentes de la agrupación “Por una Calera limpia”, más representantes del diputado Diego Ibáñez, el concejal Lautaro Correa, la concejala Cinthy Miskulini y unos cuantos curiosos dieron inicio a la actividad con discursos y las fotografías de rigor.
Luego comenzó el recorrido por el centro de la comuna -con cerca de unas 20 personas-, las que entre silbatos y manifestaciones hacían visible a la comunidad el problema que aqueja a muchos caleranos, sobre todo en las noches y en la madrugada, cuando el hedor entra a las casas y no deja ni comer ni dormir.
Como calerana también me identifiqué con esta manifestación, aun sabiendo que el camino está bastante avanzado, según explicó el dirigente César Campos, quien dio un completo informe de lo que se ha logrado hasta hoy, en especial el hecho de que el próximo año comenzará a elaborarse el anteproyecto que creará una norma de olores por parte del Ministerio de Medio Ambiente.
Sin embargo y como una persona que trabaja en los medios de comunicación no puedo omitir algunos detalles que fueron bastante incómodos y que provocaron que la marcha tomara un cariz diferente. Pasados unos minutos, los gritos y manifestaciones se convirtieron en “harina de otro costal”, al escucharse consignas propias del Partido Comunista que recordaban a compañeros caídos y otros como “Vivir luchando, poder popular” y hasta gritos en contra de Carabineros llamándolos “asesinos” en alusión a la muerte del comunero mapuche Camilo Cantrillanca.
Si bien comprendo y rechazo totalmente lo acontecido en el país, no era eso precisamente lo que nos estaba convocando. Solo me bastó preguntarles a algunos vecinos que transitaban por el lugar de qué se trataba la marcha y casi todos contestaron que era del Partido Comunista en apoyo a los mapuches. Claramente estábamos hablando idiomas distintos.
Para muchos la ocasión se prestó para un aprovechamiento político, pero siendo más indulgente quiero pensar que -producto de la pasión que los caracteriza- aprovecharon la oportunidad para expresar su indignación contra lo que está aconteciendo en el país. El asunto es que la oportunidad no era la adecuada, pues estábamos abordando un tema local y para manifestarse acerca de otras contingencias era preciso convocar a otra manifestación con este fin porque el punto que nos convocaba se perdió entre gritos que nada tenían que ver con lo local.
Sinceramente en este caso la manifestación no sirvió de mucho, pues nadie entendió nada, los gritos de “La Calera Limpia” se perdieron entre otros temas y la poca gente que fue a la convocatoria definitivamente se fue con la idea de haberse equivocado de marcha.