Ya están los materiales para su construcción y solo faltan temas administrativos para iniciar las obras
LOS ANDES.- Los Andes está dividido, en términos eclesiásticos, en cuatro parroquias: La Asunción, ubicada en calle Maipú; Nuestra Señora de Fátima, emplazada en el barrio Centenario; Santo Cristo de la Salud, conocida como la Iglesia de los Hermanos Pasionistas; y Santa Rosa de Lima, ubicada frente a la Plaza de Armas.
Cada una de las iglesias del Decanato de Los Andes está compuesta por comunidades o capillas, las que se dispersan en diferentes barrios y sectores de la comuna. Pero por su ubicación, la Parroquia Santa Rosa es la más conocida y concurrida.
Quien está a cargo de liderar a la feligresía andina es el cura párroco Mauricio Cruz Lolas, sanfelipeño con poco más de un año de gestión y que se ha propuesto no solo la misión de evangelizar, sino también de conseguir mejoras en los distintos templos.
“Procuramos avanzar en lo estructural pero también en lo pastoral. Mejorar edificios sin ayudar a la feligresía sería solo generar edificios sin vida”, mencionó el padre Mauricio.
Es por esto que además de las diferentes instancias de ayuda social con las que cuenta la iglesia, se han pintado techos y paredes, se han pavimentado calles y accesos, e incluso se han instalado redes de luz eléctrica en lugares donde no había.
Todas estas obras son el resultado de la solidaridad que el párroco imprime en cada una de sus labores, tal como hizo durante varios años en San Esteban, donde todavía lo extrañan.
“La gente no ha encontrado respuestas en la secularidad, más allá de los problemas que como institución hemos vivido. Con alegría hemos visto cómo los andinos buscan a Dios, y aún con todo lo que ha ocurrido, mantienen la credibilidad. La palabra y la acción van de la mano y eso lo nota la comunidad”, aseguró el sacerdote.
RELOJ DEL CAMPANARIO
Y uno de los anhelos del padre Mauricio apenas llegó a Los Andes, fue recuperar el reloj de la torre de la Parroquia, que por años ha permanecido en silencio. Una ausencia que ha pasado a ser con los años, lamentablemente, una costumbre.
Pero no es que nadie se haya interesado en repararlo. Sino que faltó la voluntad para que la administración parroquial y el municipio, ambos con gestiones distintas a las de hoy, acordaran recuperar el añoso reloj.
Gracias a Dios, hasta ahora. Pues la llegada del sacerdote sanfelipeño busca restaurar el invaluable reloj y recuperar el valor patrimonial de la propia Iglesia Santa Rosa de Lima.
De hecho, todo apuntaba a que el marcador sería uno de los primeros trabajos del nuevo equipo parroquial, pero tras estudiar las condiciones del templo, el techo necesitaba urgente reparación en pro de la seguridad de las personas.
Pero tras concretarse la inversión para mejorar las dependencias del templo, llegó la hora para que el campanario de la parroquia, tras décadas de silencio, vuelva a marcar las horas.
“Estamos en la etapa de conseguir los permisos correspondientes, pero los materiales están listos, al igual que el equipo humano que trabajará, donde incluso los bomberos nos colaborarán con la pintura. El reloj funcionará con un sistema electrónico y será controlado por un computador, aunque por fuera se verá todo tal como está en la actualidad”, aseguró el padre Mauricio.
Por lo pronto, solo resta esperar que los documentos sean firmados, por lo cual se calcula que dentro de un par de meses el reloj volverá a estar operativo.
“Queremos que los andinos vuelvan a mirar al cielo. No solo se trata del reloj, sino de lo trascendental que nos invita a mirar a Dios”, concluyó el sacerdote.
La historia de la parroquia
El templo actual La Parroquia Santa Rosa de Los Andes data del año 1955. Es el tercero que se levanta en el lugar, pues la primera construcción se realizó en 1795 cuando era un pequeño templo con dos torres. Si bien esa estructura resistió el terremoto de 1822, colapsó con el de 1851. En 1801 fue elevado a la categoría de Parroquia. El segundo templo, de estilo neoclásico, contaba con una torre construida al centro y el reloj traído desde Francia. Pero la torre sufrió daños con los sismos de 1906 y 1939, hasta que en 1949 se decidió demolerla.
