Roberto Silva Bijit
Vivir con la preocupación de no contagiarse, en medio de una comunidad a la que no siempre le importan los cuidados sanitarios, ni el cumplimiento acabado de la cuarentena, resulta, por decir lo menos, agotador. Ahora si estiramos esa situación y la llevamos a la consecuencia final de un contagio, que puede causarnos la muerte, el asunto se vuelve más complejo y agobiante.
¿Cuándo podremos volver a la normalidad?
Nosotros quisiéramos, después de tantas semanas de encierro, estar listos lo antes posible para poder hacer la vida que llevábamos, pero nuestros deseos no son suficientes para subsanar tan compleja situación.
La primera (y para muchos la única) es que podremos volver a la normalidad cuando tengamos la vacuna probada y funcionando. Lo demás seguirá siendo un riesgo y eso es justamente lo que hemos venido evitando por meses.
Con vacuna salgo donde quiero, voy donde quiero y no temo contagiarme con un virus que me puede matar.
Pero falta para la vacuna y habrá que seguir esperando. En el intertanto, hay dos fuerzas que se oponen en nuestra sociedad. Los que quieren más cuarentena porque aumentan los números de contagiados y los que quieren volver lentamente a la normalidad porque estiman que la crisis económica será más grave que la pandemia. Ambas posiciones son razonables, pero hace falta ponerlas de acuerdo.
Si miramos las experiencias de los que sufrieron el virus antes que nosotros, en Europa por ejemplo, el resultado parece ser muy malo. Comienzan los rebrotes y la gente deberá volver al encierro. Desde distintas partes del mundo advierten que el retorno a la normalidad deberá esperar.
Una opinión calificada sobre el tema es la del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, quien con mucha seguridad señaló: “Quiero ser franco con ustedes, no habrá un regreso a la normalidad en un futuro previsible”. Es decir, la máxima autoridad mundial en la materia nos asegura que la normalidad no está a la vuelta de la esquina, y como si fuera poco, agrega que “muchos países van en la dirección equivocada en la lucha contra la pandemia. El virus sigue siendo el enemigo público número uno, pese a que las acciones de muchos gobiernos y personas no lo reflejan. El mundo no recuperará la antigua normalidad y el esfuerzo principal es establecer estrategias integrales para suprimir la transmisión del Coronavirus y seguir tomando precauciones”.
El que está mirando cifras y estadísticas a nivel mundial tiene muy claro que falta para la normalidad y la fecha del retorno no es previsible. Más claro echarle agua. Siempre habrá porfiados que crean que hay otros caminos, pero ya hemos visto -en el creciente número de muertos- que están equivocados.
Todos queremos volver a la normalidad, a nuestros trabajos, a que nuestros hijos regresen al colegio, a caminar por las calles libremente, a vivir como antes, sin tantas restricciones, sin tantas precauciones, sin tantos temores y sin esa inmensa incertidumbre que nos persigue.
Pero todavía falta. Como dijo el jefe de la OMS: “No habrá un regreso a la normalidad en un futuro previsible”.
