Su vida transcurrió entre Quintero y Las Ventanas, siendo testigo de la llegada de las primeras industrias a la zona
QUINTERO.- Conmocionada se encuentra la comuna de Quintero tras enterarse del fallecimiento de Olga Cárdenas de Tello, profesora normalista de 104 años que dedicó su vida a la educación y a la dirigencia social. Su historia marcó generaciones de estudiantes, que tanto en la bahía como en Las Ventanas, compartieron sus conocimientos en el aula.
Olga nació en Punta Arenas el 12 de enero de 1915, hija de Leopoldo y Candelaria. Se crió junto a sus hermanas Amelia, Elba y su hermano Iturriaga. Toda su infancia y juventud la vivió en el sur de Chile, realizando su educación primario en la Escuela Mixta y luego en el Liceo de Niñas de la misma ciudad.
Con las ideas claras se trasladó a Santiago años más tarde para cursar sus estudios superiores en la Escuela Normal, donde se tituló como profesora en 1945. Tiempo después conoció a Daniel Tello, quien sería el padre de sus hijos Mauricio, Luis, Humberto y de sus hijas Verónica y Cecilia.
Por motivos laborales, llegó hasta la Región de Valparaíso, donde se inició como profesora en la Escuela de Niñas N° 44 y en la Escuela de Hombre N° 45 de Quintero. Sin embargo, en 1950 su labor las llevó a Las Ventanas, cuando solo era una pequeña caleta con una escuela que no pasaba de los 30 niños y niñas. En base a su trayectoria llegó a ser directora de la ex Escuela Mixta N° 29 de la localidad.
En esos años, fue testigo de cómo la localidad sobrevivía sin suministro de electricidad y sin caminos, donde para llegar a Quintero se debía seguir la ruta de la playa cuando había marea baja o subir a un bote cuando las condiciones eran adversas. Incluso, vivió en primera persona cómo una tranquila caleta se convirtió en una zona industrial, con la construcción de la Fundición y Refinería de Cobre de ENAMI en 1960 y luego el levantamiento de la Planta Termoeléctrica Ventanas I, actual empresa Puerto Ventanas.
Con más de 32 años ejerciendo la docencia, Olga se jubiló y volcó su vida a la dirigencia social, como una militante activa del partido Demócrata Cristiano (DC). Con ese nivel de lucidez llegó a los cien años, viviendo en Quintero y siendo parte del Círculo Literario de la comuna.
“ABUELA MÁGICA”
Tamara Tello, una de las nietas de Olga, contó con emoción cómo su abuela pasó sus últimos años. Incluso, aseguró que en la familia sabían que viviría mucho tiempo, tomando en cuenta la fuerza que demostraba en cada una de las cosas que hacía.
“Ella es la diosa de la magia, siempre creyendo en que algo más existía y era posible. Eso lo hacía mediante su fuerza y su forma de ver la vida, mediante su acción. Fue una mujer demasiado consecuente. Ella luchaba y se tomaba la vida con una fuerza que yo nunca he visto. Y no es porque sea mi abuela”, comentó.
Tras cumplir 100 años, la comunidad y su familia se reunieron para hacer un reconocimiento de su trayectoria. Tal era el recuerdo que muchos tenían de ella, que la celebración fue masiva y la vivió con la misma lucidez de su juventud.
Sin embargo, su nieta contó que su salud comenzó a decaer, luego de ser diagnosticada con cáncer de mama. “No se sometió a tratamiento, por su debilidad corporal, tenía 99 años y sus células se iban a regenerar muy lentamentamente. Pero su alma decayó aún más con la muerte de su hija que vivía en París. Sus cenizas llegaron hace algunos meses y las lanzamos al mar en una ceremonia en la playa de Ritoque”, contó.
Fue esta enfermedad la que terminó por quitarle la vida a Olga el pasado domingo. Sus restos fueron despedidos en la Parroquia Santa Filomena, donde muchos recordaron las palabras que le dedicó a la comunidad: “He vivido cien años aprendiendo con interés y aportando lo mejor de mí a favor de la construcción de un mundo mejor”.