Hablan sobre “la segunda juventud” y los prejuicios que deben enfrentar entre sus parientes y amigos
QUILLOTA.- María Luisa es de Quillota. Tiene 74 años y mantiene hace ocho años lo que describe como “un pololeo puertas afuera”. Con su pareja no viven juntos, pero se ven todos los días, aunque sin horario definido. Ya sea de mañana o de tarde, se juntan para pasar el rato como una pareja adolescente, porque sus años adultos pasaron y ahora tienen muchas menos responsabilidades.
Ella es viuda y estuvo varios años sin pareja. Sin embargo, en un momento se dio cuenta que pasar los 70 no es sinónimo de retiro para los sentimientos. “Si se puede, yo hago mi vida”, comenta con felicidad.
“Es un pololeo como corresponde. Salimos juntos, viajamos, hacemos actividades y a veces trabajamos en los emprendimientos que se nos ocurren”, narra María Luisa con voz tierna, la que se va alegrando mientras cuenta más detalles de su persona especial.
“Es bonito tener esa ilusión, de esperar a alguien por la tarde o de arreglarte para él, de sentirte bien, de tener un hombro y una oreja que te escuche”, agrega. María Luisa conoció a quien hoy es su novio en la Plaza de Quillota, cuando un diálogo que parecía casual los juntó: “Él pasó por mi lado y me dijo ¿Te acuerdas de mí? No, le dije, pero desde ese día, no me soltó más”.
“CON PERMISO DE MIS HIJOS NOS FUIMOS A VIVIR JUNTOS”
Rosa cuenta que empezó una relación a los 55 años pero, a diferencia de María Luisa, el camino fue bastante distinto. De hecho, esa primera experiencia después del medio siglo no fue como la planificó.
“Él quiso que formáramos un hogar y, con autorización de mis hijos, nos fuimos a vivir juntos”, comenta. Sin embargo, la relación terminó luego que Rosa sintiera que ésta la separaba de su labor de madre. Recuerda que en aquel entonces atravesaba un contexto complejo, pues su hija pasaba por una situación delicada.
“Soy mamá primero y necesitaba estar con mi hija más que con él, pero terminamos de forma armoniosa”, confiesa. Los siguientes siete años estuvo soltera hasta que, después de un buen tiempo, se sintió preparada para una nueva relación. Y dice que llegó de la manera menos esperada, pues “se atrevió” a entrar a un sitio web de citas.
“Salí varias veces. Con algunos sólo fuimos a tomar café. Con otro, llegamos a tener intimidad y formamos una relación puertas afuera. Al final terminé con este hombre porque era muy machista y me dejó de gustar”, comenta Rosa, quien admite que, pese a ello, se mantiene activa en aquel sitio de citas.
“Si encuentro a alguien con quien divertirme sería fantástico. Pero la gente como yo suele restringirse por la edad. Cuesta bastante, porque hay una creencia de que, a cierta edad, ya no se tienen deseos sexuales”, dice, destacando que en ese tema se debe cambiar la mirada.
DERECHO SEXUALES POST 60
“La sexualidad es placer, comunicación, afecto y reproducción. Por esto mismo, la sexualidad humana va más allá de la genitalidad y el coito”, detalla lúcidamente el libro “Sexualidad en el Adulto Mayor”, estudio realizado por la Universidad de Chile.
En él, queda claro que el envejecimiento no es un factor que directamente influya la vida sexual de una persona. En su mayoría se ve afectada por los estereotipos y la idea de que, cuando se llega a una determinada edad, ya no se necesita un afecto de pareja. Por eso surge la pregunta de por qué la sociedad suele negar que los adultos mayores tienen sexualidad como cualquier otra persona.
Marcela Rodríguez fue directora de Prodemu y ahora integra el Movimiento Feminista de Quillota (Mofem). Pero también es parte del grupo de mujeres mayores de 60 y trabaja hace años con ellas. Basada en toda esa experiencia, explica que hay muchas resistencias en la propia familia, intimidando a muchas mujeres de su edad a entrar en una relación.
“Yo creo que la familia de un adulto mayor siente reticencia cuando se habla de su sexualidad, quizás incomodidad. Hablarlo con amigos de nuestra edad es normal, porque tenemos los mismos problemas”, señala.
La dirigente social advierte que en Quillota y en todo el país se suele pensar que la sexualidad en el adulto mayor es inexistente, ya sea por concepciones erradas o patrones socioculturales.
“El prejuicio nace porque culturalmente se asocian la menopausia y el fin de la fertilidad a la vida sexual activa. De hecho, existe la ‘sexalecencia’, que viene después de los 60 y es como la segunda juventud, con respecto al sexo. Depende de los apetitos, el estado físicio y el sentir algo por alguien”, detalla Marcela Rodríguez.
“¿Para qué tanto alargue de vida si no vas a tener todas las facultades que necesitas?”, se cuestiona Marcela, insistiendo en que la sociedad suele negar la sexualidad en esta etapa de la vida.
“No nos han dado el espacio para expresar libremente que los adultos mayores continúan siendo seres sexuados y sexuales. No hay difusión. Yo creo que se ha formado un mito del tema y lo importante es hablarlo. Los adultos mayores también tenemos sentimientos y deseos”, afirma Marcela.
Incluso, esto podría afectar a que quisieran volver a tener una relación afectiva, ya que pueden pensar, erroneamente, que la sexualidad tiene “fecha de vencimiento”.
Cabe destacar que, para el año 2025, se estima que el grupo etario mayor de los 60 años va a superar a la población menor de 15. Por lo mismo, la visibilidad de la vida sexual del adulto mayor es un tema que ellos mismos consideran importante tocar.
“Afortunadamente hoy existen clubes y grupos de talleres, donde estas personas pueden conocerse, pero que se atrevan a tocar el tema sexual es difícil”, dice Marcela. “Recién se está hablando el tema, porque somos muchos y cada vez somos más, así que tener ayuda para que se difunda más información sobre este tema sería muy bueno”, sentencia.