Está internada en el Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica de Santiago bajo observación
QUILLOTA.- La pequeña Ximena González Pardo nació en Venezuela, pero cuando tenía dos años y medio llegó junto a su familia a Quillota. Aquí ha vivido la mitad de su corta vida, la cual ha disfrutado corriendo y jugando con sus amigos de la Villa El Alba y del Colegio Salvatierra.
También forma parte de la Escuela Municipal de Danza, donde desarrolla una de sus más grandes pasiones: el baile. Sin embargo, hace menos de un mes, sus padres comenzaron a notar que algo no andaba bien con su salud.
Según señaló su madre, Nicol Pardo Traslaviña, durante la quincena de diciembre comenzaron a notar que “Ximenita” despertaba con su carita algo hinchada, por lo que de inmediato la llevaron a un médico general en Quillota. El profesional, de inmediato, encendió las alarmas.
“Nos dijo que ella tenía un soplo en el corazón y nos mandó a Viña del Mar para que le hiciéramos una radiografía de tórax y un electrocardiograma”, explicó, agregando que llegaron hasta la Clínica Reñaca donde, luego de realizarle varios exámenes, una pediatra los tranquilizó diciendo que la niña estaba sana.
Los angustiados padres regresaron a Quillota con su pequeña, esperanzados con que esta última opinión era la acertada y nada malo ocurriría con el corazón de su hija. Pero, lamentablemente, los síntomas iniciales no cesaron.
“Se acercaban los días de fiesta y el sábado 16 la llevamos a urgencias al Hospital, porque seguía amaneciendo hinchada. Allá nos dijeron que eso no era una urgencia y que podía ser paperas o algo en la dentadura, así que le dieron ibuprofeno, unos antinflamatorios y unos antibiótico”, recuerda la madre.
Pero con el paso de los días los síntomas comenzaron a agudizarse. “Estaba más hinchadita y comenzaron a notársele mucho las venas del pecho, de la espalda y de las manitos, respiraba cortito y hasta se ponía morada”, asegura la madre.
LA APARICIÓN DE UN TUMOR
Con la certeza de que lo que ocurría no era normal decidió buscar nuevas opiniones, por lo que llevaron a la pequeña hasta el Hospital del Niño, en Viña del Mar. “Nos dijeron que era un buen lugar, así que partimos para allá. La doctora que la vio nos preguntó por qué no la habíamos llevado al cardiólogo de inmediato, así que le hicieron exámenes y confirmaron un tumor mediastino”, explicó Nicol.
Los tumores mediastinales son masas o neoplasias que se forman en el mediastino, una zona ubicada en la mitad del tórax que separa a los pulmones. En términos simples, el mediastino es la parte del tórax que está entre el esternón, la columna vertebral y los pulmones.
Esta zona contiene el corazón, los vasos sanguíneos más grandes, la tráquea, el timo, el esófago y los tejidos conectivos. En el caso de la pequeña Ximena, lo más preocupante para los médicos era que si bien el tumor había tenido un surgimiento reciente, que no sobrepasaba los dos meses hasta que fue descubierto, el crecimiento de éste se produjo demasiado rápido y su tamaño ya sobrepasaba al del joven corazón de la niña.
La pequeña fue trasladada a la Clínica Ciudad del Mar, luego a la Clínica Dávila en Santiago y finalmente al Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica, también en la capital, donde inició un tratamiento de quimioterapia que a la fecha ha dado buenos resultados.
Si bien ya no tiene los síntomas iniciales, aún resta por saber si el tumor ha disminuido de tamaño. “Nosotros queremos devolvernos a Quillota, para estar más tranquilos en nuestra casa. Acá nos dijeron que realizarán exámenes y si está más pequeño, podríamos irnos de vuelta, aunque habrá periodos en que debemos estar algunas semanas en Santiago”, explica Nicol.
El caso de Ximena ha sobrecogido a todo su entorno y también a la comunidad venezolana en Quillota, la cual ha iniciado una campaña para apoyar a esta joven familia en el tratamiento de Ximena, el que según la madre deberá durar por lo menos dos años. Y como todo es reciente, por ahora desconocen los costos que éste tendrá.
De todas maneras, recalcó que lo más importante es pasar el tiempo en familia y fijarse en los síntomas. “La vida no está garantizada y a veces la gastamos en banalidades. No debemos pasar por alto cualquier síntoma, no importa lo simples que sean”, dice la madre, agregando que espera que todo Quillota tenga a la pequeña Ximena en sus oraciones.