Según Carabineros, se trataría de un ajuste de cuentas con algún peligroso delincuente. No se descarta que los problemas estén vinculados a las drogas
QUILLOTA.- Hace tres años se inauguró la Villa Pablo de Rokha, un tranquilo barrio ubicado en el sector sur oriente de la comuna y que está cerca de la Avenida Valparaíso. Sin embargo, un hecho ocurrido este martes 3 de noviembre ha cambiado por completo la percepción de los residentes, ya que a eso de las 21 horas el silencio de la noche se vio interrumpido por la abrupta frenada de un vehículo que era conducido por un hombre de 34 años.
“El Observador” pudo conversar con testigos presenciaron todo desde sus ventanas, quienes vieron cómo un automóvil color blanco ingresaba desde la calle Oriente al pasaje Licantén y cómo posteriormente fue interceptado por otros dos autos, dando inicio a la pesadilla. “Llegaron dos autos y se le cruzaron, uno por delante y otro por detrás, no le dejaron salida”, contó una vecina que pidió mantener su identidad bajo reserva.
Según la residente de este sector, desde ese momento todo se tornó mucho más violento. “Unas personas se bajaron de los autos y ‘pescaron’ al chofer del vehículo blanco. Lo bajaron y le empezaron a pegar, nosotros pensamos que lo estaban asaltando, porque lo tiraron al suelo. Le siguieron pegando y entonces le dieron un balazo en la pierna”, relató aún asustada la mujer, quien aseguró que nunca había visto un episodio de violencia similar en su barrio.
La vecina continuó dando detalles de lo ocurrido. Afirmó que, luego del disparo, los pistoleros subieron a sus autos y un tercero abordó el vehiculo de la víctima, dejando al baleado en la verada junto a un árbol mientras se desangraba. Fue en ese momento cuando varios habitantes de esta villa, solidariamente, salieron en ayuda del hombre.
“Salimos muchos. Una vecina que es paramédico le hizo un torniquete en la pierna porque estaba sangrando mucho. Otro vecino llamó a Carabineros y ahí lo estuvimos acompañando hasta que llegaron las autoridades”, explicó la mujer, quien más tarde comenzó a sospechar que el asalto, tal vez, se trataba de otra cosa.
Al llegar los uniformados al lugar, el hombre que había sido golpeado, baleado y que incluso había sufrido el robo de su vehículo, sorprendentemente, se negó a dar declaraciones. No dio su nombre, no reconoció a las personas que lo agredieron y ni siquiera quiso entregar el modelo o la patente de su vehículo, lo que hace sospechar a las autoridades de que se trataría de un caso de ajuste de cuentas entre bandas rivales. Posiblemente, por temas de droga.
El hombre de 34 años fue atendido en el lugar por personal del SAMU, quienes debido a la gravedad de su lesión lo trasladaron hasta la Unidad de Emergencia del Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar, con el fin de ser intervenido quirúrgicamente en su pierna.
SIGUE SIN ENTREGAR ANTECEDENTES
El fiscal de turno aquella noche, Elizardo Tapia Pinilla, señaló que se instruyó la presencia de la Sección de Investigaciones Policiales de Quillota (SIP), quienes continuaron tratando de que el hombre entregara mayores antecedentes, aunque todavía sin éxito.
“Dijo que andaba con otra persona, pero que no la conocía, que tampoco conocía a quienes lo atacaron y que no tiene idea por qué lo hicieron”, mencionó el fiscal Tapia, además de agregar que los policías viajaron hasta Viña del Mar para continuar entrevistándolo, pero el hombre se negó sistemáticamente a responder las preguntas.
En vista de esta situación, y al no recibir colaboración alguna de parte de la víctima, el personal de la SIP buscará otro tipo de pruebas empadronando a los testigos y buscando cámaras de seguridad entre las casas y locales comerciales del sector donde ocurrieron los hechos, a fin de determinar las razones de esta tensa situación que puso en alerta a los vecinos de esta tranquila villa.