Aún se desconocen detalles respecto de este caso que conmovió a la comunidad
QUILLOTA.– Aunque no lo parezca a simple vista, enero del 2021 tiene grandes similitudes con el mismo mes pero de hace dos años ya que comparten un mismo sentimiento: el miedo. Hoy, éste se concentra en el Coronavirus y su inminente rebrote, que podría llevar a la ciudad nuevamente al confinamiento. Y en enero pero del 2019 también se respiraba un profundo temor, pero a morir de un balazo en la vía pública.
Fue el 20 de noviembre del 2018 cuando la vida en Quillota se paralizó, tras escuchar los certeros disparos que acabaron con la vida de un hombre en plena Plaza de Arma. Y exactamente dos meses después, el 20 de enero de 2019, otro crimen igual de brutal ocurrió en la principal avenida de la ciudad, Condell, en las afueras del transitado Mall de Quillota.
En ese momento, el joven Nicolás Salinas Pizarro, de apenas 24 años de edad, fue acribillado mientras esperaba la luz verde del semáforo para avanzar. Aquel horrendo homicidio, fue sin duda, la gota que rebasó el vaso y encendió las alarmas en la comunidad, que otrora disfrutaba de una vida tranquila pero que, en ese momento, caminaba con temor.
CRIMEN NARCO
Según relató en esa ocasión la madre de Nicolás, su hijo había ido a la casa de su abuelita en la Población Lo Garzo, cerca de 20 minutos antes de que le arrebataran la vida. Después había ido a la casa de sus padres, se puso de acuerdo con su papá para ir al cementerio el día miércoles y partió. Nunca volvieron a verlo sonreír otra vez.
A eso de las 22 horas llegó un hermano de su madre con la noticia: Nicolás había sido asesinado, acribillado por un pistolero en aquel semáforo de la Avenida Condell. Todo se habría tratado de un crimen narco, un encargo que, según dijo la familia en ese entonces, habría salido mal. Por eso, Nicolás habría recibido la bala destinada a alguien más.
“Se agilaron tía”, eran las palabras que resonaban en la cabeza de la madre y que fueron pronunciadas por un joven que le entregó un café en el cementerio mientras sepultaban a Nicolás, indicándole que la muerte de su hijo no habría sido más que un fatídico error que aún no tiene culpables.
DOS AÑOS SIN RESPUESTAS
Lamentablemente para la familia de Nicolás, y para toda la comunidad de Quillota, a más de dos años desde el horrendo asesinato del joven, la investigación no ha avanzado como para obtener resultados.
Así por lo menos lo han indicado desde el Ministerio Público y la Policía de Investigaciones, entidades desde las que no se ha entregado información sobre el caso.
“No hay novedades en la investigación”, señalaron desde el Ministerio Público, similar respuesta que se obtuvo de parte de la Policía de Investigaciones.
En el caso del asesinado en la plaza sí se han entregado antecedentes y diversas novedades de la investigación, que dan cuenta del conocimiento de la identidad de los autores y de un seguimiento de sus movimientos.
Sin embargo, la similitud más grande entre ambos crímenes es que, tras más de dos años de investigación, aún no están tras las rejas los culpables de los dos crímenes más horrendos en la historia reciente de la ciudad.