Quillota, capital latinoamericana del bienestar y la felicidad

Publicado el at 22/05/2017
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Opinion sobre el encuentro de municipios por la felicidad
Gustavo Rodríguez Catalán / Jefe de Informaciones

Para quien no está familiarizado con el tema, cuesta entender por qué 250 personas de Chile y otros ocho países del continente podrían venir a Quillota a conversar sobre la búsqueda de la felicidad y el bienestar desde las políticas públicas o la gestión municipal.

Mucho menos entendible resulta que a ese encuentro, realizado en esta lejana y pequeña ciudad, viajen el delegado de la OCDE para Latinoamérica, desde México; el Ministro del Buen Vivir de Ecuador; el alcalde campeón del mundo y profesor visitante de Harvard que dirige Curridabat, la ciudad más innovadora de Costa Rica; el psicólogo social asesor en temas de bienestar del gobierno argentino o el director del Grupo Urbano Medellín, un abogado colombiano que asesora a 103 municipios del mundo en planeación estratégica.

Todos ellos participaron en el Tercer Encuentro de Municipios por la Felicidad, organizado por la Municipalidad de Quillota y el Instituto del Bienestar. El encuentro, que duró tres días, sinceramente pasó desapercibido para buena parte de la ciudad y muy especialmente para los medios nacionales.

Quizás se deba a una falsa creencia de que las municipalidades solo deben dedicarse a presentar proyectos, tapar baches, gestionar subsidios o entregar ayudas sociales, educación y salud. Y hay quienes ven estos encuentros y la idea de la felicidad casi como algo esotérico, una “volada” parecida al encuentro de una secta.

En un mundo tan competitivo e individualista como el nuestro, se agradece que un municipio se dedique a ello”.

Pero ambas cosas no son contradictorias. ¿Quién, si no los municipios, que son el ente más cercano a las personas, pueden intentar diseñar y desarrollar políticas públicas que apunten al bienestar de la comunidad? Favorecer el encuentro entre vecinos, la vida sana, la salud mental, el buen vivir y morir, la inclusión de los que nunca son considerados, la colaboración, la participación ciudadana, un medio ambiente limpio y otras tantas iniciativas, engrandecen el espíritu y nos dan una satisfacción, que sin duda -al final del día- nos harán felices.

En un mundo tan competitivo e individualista como el nuestro, se agradece que un municipio se dedique a ello. En Curridabat, el alcalde Edgar Mora diseñó parques para perros, buscando que sus amos se conozcan entre sí. En Medellín, un cambio cultural transversal y sin color político permitió superar el narcotráfico y la guerrilla, convirtiendo a la ciudad en un modelo mundial de desarrollo.

Y en Quillota, la administración del doctor Luis Mella creó un Banco del Amor, un centro integral para adultos mayores, una casa para que los enfermos terminales mueran con dignidad o un plan para que los reos se reinserten en la sociedad. Y además, organiza estos encuentros municipales, que en el cierre del último, dejó una tarea: crear la Red Latinoamericana de Municipios por la Felicidad, desde Quillota para el continente, uniendo todos estos esfuerzos.

Pude vivir la experiencia y me pareció valiosa y muy necesaria para los tiempos que corren. Por ello le invito a informarse más, criticar con justeza, burlarse menos, abrir la mente y desplegar el corazón. Es un primer paso para alcanzar la felicidad individual y también colectiva.

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