Las celebraciones siempre tienen dos caras, como ocurre ahora con el Día del Medio Ambiente, en que la Municipalidad de Quillota, con una linda iniciativa, regaló árboles nativos a los vecinos que estuvieran dispuestos a cuidarlos. “Adopta un árbol” se llamó la campaña y tuvo una gran acogida. Además durante la entrega en la plaza se formó un grupo de personas que comentaban con alegría esta iniciativa que fortalece nuestro maltratado medio ambiente.
La cara mala de la celebración es que a pesar de todas las oposiciones posibles e imaginables, sigue adelante la central termoeléctrica Los Rulos.
¿Cómo hacer para que la central Los Rulos se quede con los crespos hechos y no pueda echar a andar su fábrica de contaminación?
La Contraloría consideró improcedentes sus “ayudas” a la comunidad. Los sectores vinculados al turismo y el comercio han levantado su voz de alerta. El municipio de Limache se ha pronunciado fuerte y claro que se opone terminantemente a la central. Las marchas se han repetido en Limache, Villa Alemana y Quilpué.
Numerosas instituciones y hombres públicos se han pronunciado en contra de su instalación. Sin embargo, las presiones económicas hechas desde Santiago podrían acallar todos los clamores de la comunidad regional. Esperemos que gane la razón y el sentido común, para que se defienda la salud de las familias del valle y la vida sana y descontaminada de Los Laureles.
la ley nunca ha dejado contento a nadie, porque no ha servido para lo que fue promulgada”
¿Qué hacer frente a la presión política y económica que están haciendo para obligarnos a que la central se construya en Limache?
Hace más de 25 años que fue promulgada la Ley de Medio Ambiente, que ha hecho historia por lo mala e ineficiente que ha sido durante todo este tiempo, sin que se puedan realizar las modificaciones profundas que requiere con urgencia.
La contaminación avanza y la ley -con los parlamentarios distraídos- sigue sin funcionar causando daños irreparables tanto en la naturaleza como en la salud de los chilenos.
En verdad, la ley nunca ha dejado contento a nadie, porque no ha servido para lo que fue promulgada. Le faltan muchos ajustes, que ahora se pretenden incorporar.
Desde nuestro punto de vista, sería muy importante que el Ejecutivo considerara dos temas centrales: el delito ambiental y el seguro ambiental.
El delito ambiental implica que si una empresa o un particular produce un daño ambiental grave, debe pagar para repararlo. Y esa exigencia se le debe hacer mediante un juicio en los tribunales. No se saca nada con que la Constitución garantice derechos que las leyes no pueden hacer cumplir.
El seguro ambiental es un concepto moderno de seguridad para los ciudadanos. No siempre es exacto que los cálculos de los ingenieros sobre los impactos ambientales sean los presupuestados, por lo tanto, la mejor forma de resguardar los derechos de las personas que puedan verse afectadas, es mediante un seguro ambiental que pueda contratar la empresa y que vaya en beneficio de quienes puedan sufrir consecuencias negativas.
Todavía nos falta mucho para comprender que el desarrollo, obligatoriamente, debe construirse respetando el medio ambiente.