Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
La ciudad en que vivimos es parte de nosotros. La conocemos, la queremos, la compartimos.
Lamentablemente, hemos dejado que rayen los muros públicos y los muros de nuestras casas. Extrañas figuras pintadas de colores, letras que no se entienden y hasta groserías manchan nuestra vida urbana.
Un experto en ciudades a nivel mundial llegó a Chile. Se trata del reconocido urbanista colombiano Guillermo Peñaloza, cuyas observaciones han ayudado a cambiar el rostro de más de 300 ciudades en el mundo.
Dijo por ejemplo: “Desde el punto de vista urbano se deben generar más actividades y tener lugares limpios. Cuando uno va a una zona llena de grafitis y basura, ese desorden genera inseguridad. Borrar grafitis cada tres meses es exactamente lo que no se debe hacer. Se debe borrar máximo a las 24 horas, porque cuando la persona que lo hace sabe que en un día está borrado, no va a comprar pintura”.
Si hacemos un recordatorio de la forma en que están pintarrajeadas las murallas de nuestras ciudades, reconoceremos que ese es uno de los problemas que deben solucionarse. Manifiestan decadencia y abandono.
En el mundo a Peñaloza se le conoce por su concepto de “Ciudad 8-80”, que, explicado en sus propias palabras, significa “que tal si todo lo que hiciéramos en las ciudades fuera bueno para un niño de 8 y para un adulto de 80. Tenemos que dejar de construir como si todos fueran atletas de 30 años”.
Desde muy antiguo en nuestras ciudades, trazadas durante la Colonia por leyes españolas, se armaron ciudades de 49 manzanas, es decir, 7 de largo y siete de ancho, para que sus habitantes las pudieran recorrer a pie, sintiéndolas como suyas. Tener dominio sobre lo que es de uno.
Al medio de ese cuadrado dejaron un espacio público que llamaron Plaza de Armas, como centro oficial de todas las familias que viven en su entorno. La plaza como el living de la ciudad, la plaza como encuentro y como la alegría de vivir en un lugar que uno ha escogido para pasar la vida.
Si revisamos lo que viene pasando hace unos años, comprobaremos que hemos ido abandonando el centro de nuestras ciudades, lo hemos ido dejando caer en deterioro, en descuido. Para el urbanista “el centro de la ciudad es crítico para que puedan sobrevivir y salir adelante. Muchas empresas y municipios están invirtiendo para que la gente vuelva a trabajar allí. La ciudad que tenga un centro deteriorado no va a ser competitiva”.
El corazón de nuestras comunas, que está conformado por el centro histórico, cultural y comercial de la ciudad, debe ser defendido para que se mantenga vigente y entretenido. Las ciudades que abandonan el centro se abandonan, porque desarman su pasado. Debemos cuidar y defender nuestro centro.
Las propuestas para mejorar las ciudades en que vivimos pasan por situaciones que se resuelven más a nivel político que técnico. Por ejemplo, más iluminación significa salvar lugares de grupos violentos o centro de venta de droga. Las plazas de nuestras poblaciones están muy oscuras. Necesitamos más árboles y más bancas para sentarnos y compartir. Mejores avenidas para evitar la congestión, que cada vez es peor.
También para el urbanista, como para todas las familias de cualquier ciudad, el tema de la seguridad es importantísimo. “Cuando hablo de una ciudad divertida esta tiene que ser segura. No tiene sentido que niños de 10 – 14 años no puedan ir solos a donde sus amigos o al cine. Hay que darle altísima prioridad al tema de la seguridad”, concluye.
Todas estas reflexiones deben hacernos pensar en la forma en que cada uno de nosotros puede colaborar y contribuir a que vivamos en una ciudad cada vez mejor, en una ciudad amable, que nos llene de alegría caminar por sus calles.
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