¿Qué está pasando con nuestras bibliotecas en el Día del Libro?

Publicado el at 5:32 pm
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Roberto Silva Bijit

Hoy martes se celebra el Día Internacional del Libro. Y se eligió en honor a un extraño día, al 23 de abril de 1616, en que por especial coincidencia, nació el escritor inglés William Shakespeare y murió el escritor español Miguel de Cervantes, dos de los más grandes de la literatura universal.

Pero todo eso fue hace 400 años.

El libro ha cambiado mucho en estos cuatro siglos, de hacerse a mano, pasando por los tipos móviles de Gutemberg, entrando al sistema Offset, para llegar hoy al mundo digital. Pero ningún cambio altera la sustancia del libro, que no es otra que entregar un mensaje a quien lo lee, produciendo grandes cambios en el espíritu del lector, que nunca queda igual después de la lectura.

Queremos preguntarnos por nuestras bibliotecas públicas, por nuestras bibliotecas de los colegios particulares y tratar de entender por qué casi no tenemos librerías.

Con todos los cambios que estamos viviendo estamos convencidos que las bibliotecas debieran ser mucho más interactivas, tener horarios hasta más tarde, generar talleres de lectura y escritura, mostrar sus nuevos libros. Abrir lugares luminosos, cómodos, cálidos. Estimular los préstamos a domicilio.

Hay bibliotecas en Santiago que tienen una “Guaguateca”, espacio para niños entre 0 y 4 años; que crearon una sala para el “Nuevo Lector”, donde van niños y jóvenes y una sala “+60” para adultos mayores. Tratan de cubrir todas las edades y ofrecer alternativas. Hay espacios con un poco de ruido y otros de silencio.

Nadie se pregunta si deben tener libros o computadores, porque tienen las dos cosas, que conviven sin ningún problema. Nadie ha dicho que el mundo papel se termina con el mundo digital. Todavía, por muchas razones, tienen unos cuantos años para compartir. Tanto la pantalla como el papel tienen sus propios y diferentes méritos para estar ante los ojos de lectores.

Cuando uno se sienta con un libro entre las manos y comienza la lectura de una novela, un cuento o una poesía, por ejemplo, el autor nos puede llevar por los caminos más increíbles, haciéndonos soñar y participar de su historia, de su mensaje, de sus ilusiones. Detrás de la portada de cada libro se esconden páginas que nos van narrando sucesos que pueden ser maravillosos, conmovedores, alegres o tristes, pero que siempre nos estremecen.

La lectura es lejos uno de los elementos más influyentes en la formación de una persona. Es bueno cuidar y guardar los libros. Comprar libros es una buena costumbre. Para mí fue fundamental la biblioteca de mi padre en la casa. Gracias a ella descubrí el mundo sin salir de mi hogar, casi sin salir de mi pieza, que se llenaba de los grandes oleajes de las historias de navegantes contadas por Emilio Salgari, que se oscurecía con la niebla de amor de María Luis Bombal, con los crímenes de la Agatha Christie, con las poesías de Pablo Neruda o las historias de las revistas que también llegaban a mis manos.

Los expertos dicen que un buen método para incentivar la lectura es leerles cuentos a los niños, ya que a medida que ellos van escuchando, van también creciendo en ganas de leer, en unir ellos las letras y las palabras para formar ideas, para entender una historia, para aprender de lo leído.

Lo invito a leer este fin de semana. Busque un libro que tenga en la casa y diviértase leyendo un rato. Siempre encontrará algo importante en una lectura, algo que puede simplemente entretenerlo, o bien, hasta cambiarle la vida.

Pocas cosas tienen tanta influencia como la lectura en la vida de cada uno de nosotros; sea donde sea, en el papel, la pantalla de un computador o de un celular.

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