Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
La nueva tendencia es que los mayores celebremos que pasamos agosto, que logramos vencer un invierno más en la vida y que ahora nos preparamos para vivir la primavera.
No es tan antiguo celebrar el paso de agosto, al menos en nuestro país, el tema se ha puesto de moda en los últimos años y hasta se hacen muchos eventos para festejarlo. La explicación la encontramos en la globalización del mundo, que permite que fiestas y celebraciones que tienen mucho sentido en otras latitudes, puedan también comenzar a ser parte de nuestra vida cotidiana.
La fiesta de “pasar agosto” demuestra una vez más la incidencia que tiene el clima en nuestra vida. El final del invierno se celebra como un triunfo sobre el frío, las enfermedades y hasta la muerte. El inicio de la primavera, por el contrario, marca la llegada de la vida, el sol, la alegría de los colores.
Y este año, especialmente, fue pasar el 11 de septiembre, que trajo tantas divisiones. Ahora comienza a flamear la tricolor, la de todos, ahora comienza un largo Dieciocho.
Son los entusiasmos nuevos del Mes de la Patria, es como si septiembre fuera Chile. Y además el sol, que comienza a mostrarse más, que nos acoge mejor con su calor renovado después de la partida del invierno. Es un sol amable, que anuncia que falta poco para la llegada definitiva de la primavera, que deja atrás los fríos, las heladas y el silencio. Un sol que casi nos acaricia la piel.
Vendrá la música y los nuevos sonidos de la naturaleza, aparecerán los verdes brotes en los árboles, marcando lo que han crecido en este año que comienza para ellos.
Septiembre marca la aparición de nuevos colores en las ropas, dejándonos ver los cálidos rojos, verdes y amarillos, que van reemplazando los tonos grises, negros y café de las ropas del tiempo frío.
La historia ratifica esta fuerza de septiembre y le entrega al mes sus mejores páginas. Ahí está ese 18 de septiembre de 1810, metido en el fondo del corazón de todos los chilenos como el día de nuestra independencia que, aunque no fue tanto ese día, fue la excusa para alcanzar más tarde toda nuestra libertad como nación.
Para nosotros, en el “El Observador”, este mes es el mes del cumpleaños. Cumplimos 53 años junto a Usted. Estamos trabajando para entregarle una Edición Especial de Aniversario que le guste, que lo sorprenda con nuevos temas. Será una edición “gordita” con más de cien páginas, de esas ediciones para coleccionar que hacemos cada año. Circulará el próximo viernes 6 de octubre.
La cueca y el rodeo, la manta y la cinta tricolor, el trago de chicha en las ramadas y la bandera flameando como telón de fondo, hacen de este mes un tiempo para compartir. Todo se viste de Chile, como si fuera un color o un sabor, como si toda la Patria la pudiera contener una empanada o un buen vaso de vino.
Algo de mágico tiene septiembre, porque nos entrega nuevos ánimos para seguir luchando ya pasada la mitad del año y nos hace pensar y sentir que renovamos nuestras fuerzas para seguir… y como si fuera poco, nos hace creer que vendrán tiempos mejores.
Septiembre es así: mágico y renovador.
No está de más proponerle que sea este mes histórico y esperanzador, el tiempo para recomenzar algunas cosas de su vida, para crecer como crece la naturaleza, para sacar colores y alegrías, para mirar el futuro con más entusiasmo, para vencer los obstáculos y sacar todas las ganas.
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