Adriana Córdova González tenía 55 años de una vida de trabajo, esfuerzo y dedicación a su familia
SAN FELIPE.- Desde hace cuatro años, cada vez que llegaba la temporada, Adriana González Córdova mezclaba sus labores de esposa y madre para sumarse como operaria al packing Gioia. Con sus ganancias aportaba a la familia que formó hace 36 años con su esposo Luis Ibáñez.
Es que además del amor a sus hijos, a Adriana la movía el deseo de sentirse activa en la llamada “temporada”, de manera que cada mañana salía muy temprano rumbo a la planta ubicada en calle Tocornal de San Felipe.
Pero el martes, cuando parecía que el turno ya llegaba a su final, cerca de las 17:30 horas, el destino cambió todo para esta valiosa mujer sanfelipeña e instaló la tristeza en la casa familiar del pasaje Fernando Peña de la Villa San Camilo.
A esa hora, un inesperado incendio se inició en las bodegas del packing, activándose de inmediato los protocolos de emergencia por parte de las jefaturas de la planta. Y lo primero y primordial fue evacuar a todos los trabajadores y trabajadoras.
Mientras las llamas consumían con voracidad una bodega en la que se almacenaban cajas de cartón en las que son embaladas las frutas procesadas, uno a uno, los operarios fueron saliendo desde el interior del packing hacia el exterior. Muchos de ellos miraban consternados cómo el fuego avanzaba sin control, pese al intenso trabajo desplegado por Bomberos de todo el Valle de Aconcagua.
“El incendio empezó de una manera muy rápida, no sabemos por qué, pero en esa zona había cartón, madera, todo inflamable. Cuando nos dimos cuenta, le avisamos a la supervisora y nos evacuaron en cosa de minutos”, relató una de las trabajadoras.
PÁNICO Y TEMOR
“Nos decían: `fíjense donde pisan, fíjense donde pisan, y nos sacaron al patio hacia las oficinas generales y nos gritaban ¡corran corran! Las que nos dimos cuenta que había fuego, corrimos como un poco más tranquilas, las que no se dieron cuenta, se asustaron un poco más”, explicó otra operaria.
Entre las personas que eran evacuadas estaba Adriana Córdova, a quien sus compañeras recuerdan haber visto en la línea 3 al momento de salir. Es decir, entre las que venían al medio de la fila que salía del packing.
“Me da la impresión que esta señora no supo lo que pasaba, estaba en la mitad de la línea y cuando salimos y vimos para adentro el fuego y el humo, mucha gente entró en pánico”, agregó la misma trabajadora.
Pero en ese instante, Adriana Córdova González, madre, esposa y abuela de 55 años, se descompensó y sufrió un desmayo, obligando a sus propias compañeras a atenderla. La dejaron sobre el pasto y mientras convulsionaba le prestaban ayuda, minutos de terror en los que al mismo tiempo llamaban por teléfono pidiendo una ambulancia para que llegara a atenderla.
“Nosotras le avisamos al SAMU que había una persona que estaba convulsionando. La ambulancia no hizo reanimación, no tomó pulso ni nada, la subió y se la llevó. Pedíamos por favor que la pudiéramos llevar en una camioneta pero nos dijeron que no. Creo que si la llevamos antes hubiéramos llegado a tiempo con ella al hospital”, reflexionó una de sus compañeras que tampoco quiso dar su nombre.
El dramático relato dio cuenta de aquellos minutos trágicos y tensos: “sentimos el grito de que se había desmayado, comenzamos a tomarle el pulso, tratamos de hablarle para que pudiera reaccionar”.
Pero lo peor vendría poco antes de las 20 horas, cuando desde el Hospital San Camilo, pese a todos los esfuerzos y cuidados que se le brindaron, se informó que Adriana había perdido la vida producto de un paro cardiorrespiratorio.