No entregaron el niño a Sename y piden: “Solo queremos que hagan las cosas bien”
OLMUÉ.- En un día normal, en el hogar de Sergio y Francisco del sector de El Tebal, a las 7 de la mañana ya hay movimiento para atender al pequeño BB*, que abrió sus grandes ojos cafés para recibir su primera muda y alimento, lo que sabe agradecer con su inconfundible sonrisa. Luego viene un pequeño paseo cruzando paltos y nogales, contemplando los pollos y gallinas de los vecinos para llegar hasta el jardín “Nido de Cóndores” de Quebrada Alvarado, donde entre cantos y actividades, puede sociabilizar con otros niños y comenzar a dar sus primeros pasos.
Hace ocho meses su situación era distinta. BB se encontraba internado por bronquitis, escabiosis extensa (sarna), sobreinfección y prurito en el Hospital Gustavo Fricke. Hasta ahí llegaron Sergio y Francisco a buscarlo, tras ingresar al Programa de Familias de Acogida Especializada (FAE) del Servicio Nacional de Menores, brindándole amor y cuidados que le devolvieron la salud y vitalidad al pequeño, mientras el Sename definía si volvería con sus familiares, pues hasta hoy no está en condiciones de ser adoptado.
“El bebé llegó en malas condiciones, los dermatólogos nos dijeron que demorará dos años en recuperar su piel. Nosotros gestionamos sus controles de niño sano a través de la posta y el Cesfam Manuel Lucero derivó a otorrinolaringólogo al Hospital de Quillota porque no reaccionaba a estímulos en el control de Niño Sano del mes 4 y a neurólogo, por síndrome de abstinencia, donde nos llamaron a fin de mes, aunque ya fuimos de manera particular. Él tuvo también bronquiolitis y estamos con el tratamiento y Sename debía facilitar las atenciones y no lo ha hecho, todo lo hemos gestionado nosotros”, cuenta Francisco Sepúlveda, sosteniendo al niño en sus brazos.
Sin embargo, la rutina del pequeño, que hace pocos días cumplió un año, cambió el día 5 de junio, cuando sus cuidadores en una reunión del programa FAE en Valparaíso, recibieron la abrupta noticia que debían entregarlo en ese mismo día, tras lo cual tomaron la determinación de salir del edificio y llevarse al pequeño del lugar, desconociéndose su paradero hasta hoy.
Antes de eso, la pareja había manifestado a los profesionales del programa FAE su intención de hacerse cargo del menor si el Tribunal de Familia lo consideraba, incluso manifestaron si existía la posibilidad de adoptarlo entrarían al proceso como cualquier pareja. Pero según cuenta Francisco, “hubo una pelea con la coordinadora del programa porque hicimos saber nuestra visión de cómo está haciendo Sename las cosas y porque le mostramos que la ley 19620 no nos prohibía ser adoptantes, sino que sólo indicaba que debíamos hacer el proceso como todo el resto. Eso le molestó y nos amenazó el día 22 de abril. A raíz de esto ingresamos un recurso de protección al Tribunal de Familia de Viña del Mar para que el bebé fuera sacado de la institución y ahora estamos a la espera de lo que resuelva la Corte de Apelaciones”.
Agrega que “solo queremos que Sename haga las cosas bien, como dicen los protocolos de familia de acogida, que debe ser pausado el ir vinculándose con su nueva familia, que en este caso debía ser su familia de origen o una familia adoptiva y para eso hay que hacerlo con amor. A nosotros nos entregaron un manual FAE y era nuestra biblia, hicimos las cosas bien y nos dan esta abrupta noticia y el bebé ese día ni siquiera tenía su ropa ni sus medicamentos”.
SENAME SE QUERELLÓ
En tanto, el director regional del Sename, Rachid Alay, informó que “el día 5 de junio, el Tribunal de Familia de Viña del Mar ordenó modificar la familia de acogida del niño, a fin de que se responda a la totalidad de sus derechos, lo que no se ha podido concretar hasta el día de hoy”, razón por la cual la Dirección Regional de Sename decidió presentar una denuncia por presunta desgracia y una querella por sustracción de menores.
Alay explicó que “la persona que pertenece al programa FAE ha desconocido los lineamientos básicos aceptados al inicio, presentando solicitudes al tribunal para detentar el cuidado personal del niño, así como la intención de adopción”.
“Estos lineamientos hacen referencia a la transitoriedad. Los niños y niñas que están con estos guardadores tienen un periodo máximo que no supera los 18 meses, mientras se hace la evaluación de sus familias o el tribunal determina si son susceptibles de adopción. En el 75 por ciento de los casos los niños vuelven a sus familias de origen, por lo tanto desconocer que esta es una medida transitoria, cuando de por medio hay un convenio firmado, es bastante curioso”.
En tanto, el guardador Francisco Sepúlveda puntualizó que no bajará los brazos por proteger al pequeño BB: “no nos arrancamos porque queremos adoptar. Tenemos claro que el bebé no es susceptible de adopción pero queremos que se nos considere si lo estuviera y vamos a estar en la fila, como todos lo que buscan adoptar. Las familias de acogida no son las que se saltan la fila de adopción; son los niños que se saltaron la fila y encontraron una familia primero”, puntualizó Francisco Sepúlveda.