“‘Katy te amo’: joven fue detenido tras locura de amor en río Mapocho”, “’Katy hablemos’: hombre desesperado se metió al río Mapocho para recuperar a su amor” y “Joven sorprende con ‘locura de amor’ en el río Mapocho” fueron algunos de los titulares que medios de comunicación con cobertura nacional utilizaron para denominar un hecho ocurrido durante la madrugada del viernes en Santiago.
Incluso, algunos de ellos acompañaron los videos para explicar la situación con textos tan nefastos como: “Una increíble locura de amor cometió un joven durante la madrugada de este viernes en Santiago cuando, desesperado por el rechazo de su pareja, se lanzó al río Mapocho para realizar una inusual y romántica protesta”.
¿qué más tiene que pasar para que nos hagamos cargo, asumamos nuestro rol, cuestionemos y contribuyamos a cambiar aquella idea de lo que es ese “amor” que nos está matando?”
¿Por qué es nefasto y no digno de alabar? ¿Qué hay de malo en una “manifestación desesperada” de un joven que pide otra oportunidad? ¿Por qué Katy está siendo tan dura con él?, fue el tipo de interrogantes que comenzaron a circular en redes sociales después de que se dio a conocer la noticia y la respuesta la entregó la propia Katy, quien, pasados algunos días, pidió que se publicara su versión de la historia en una fan page llamada “Confesiones de una soltera”.
“Este sujeto con sus errores, no son nada comparado con lo que ha demostrado ser durante los 9 meses que han pasado desde el término. No he podido salir o hacer mi vida normal sin pensar en que me lo toparé, o en cuál será su próxima locura, pues me ha seguido a todos lados: mi trabajo, la casa de mi familia, ha estado parado por horas afuera de mi hogar, le ha pedido a gente que me hable por todos los medios, se ha hecho amigo de mis contactos, por nombrar algunas”, relató la aludida.
Luego de eso, la historia dio un giro y el “hombre desesperado” que realizó “una inusual y romántica protesta” ya no es visto como una víctima de sus sentimientos y una mujer indolente. Sin embargo, varios de los medios de comunicación que le prestaron atención no lo enfrentan porque implica reconocer su complicidad en una construcción histórica de lo que significa “estar enamorado”, la misma que justifica violencia psicológica, física e incluso termina en femicidios como el de Johana Soto, joven quillotana de 24 años que al momento de ser asesinada por su ex pareja tenía ocho semanas de embarazo. Entonces, como mujer y periodista me pregunto ¿qué más tiene que pasar para que nos hagamos cargo, asumamos nuestro rol, cuestionemos y contribuyamos a cambiar aquella idea de lo que es ese “amor” que nos está matando?
