Roberto Silva Bijit
OPINIÓN.- En estas últimas semanas se han comenzado a barajar muchas alternativas ferroviarias para la zona central de Chile.
El retorno del ferrocarril entre Santiago y Valparaíso tiene dos empresas interesadas en su desarrollo. Un consorcio quiere que el tren pase por Curacaví-Casablanca y el otro consorcio quiere venirse por cuesta La Dormida. Ambos pasarían por un plan de concesiones con el MOP. Nadie piensa en volver al antiguo trazado, que se inauguró en 1863, uniendo el puerto con la capital, pero pasando por Quillota, La Calera y Llay Llay, como ciudades intermedias importantes.
El otro proyecto está vinculado a capitales argentinos y promueve el retorno del tren Trasandino, con nuevos túneles y altas velocidades para unir Los Andes con Mendoza, pensando en conectar por rieles el Pacífico con el Atlántico.
Ya en nuestra zona, Merval ha sugerido con cierta insistencia en ampliar su ruta hacia Reñaca, lo que le reportaría nuevos e importantes ingresos a su ya financiada línea Puerto-Limache.
Pero lo más importante son los anuncios que ha hecho el presidente de EFE, en relación con la extensión del tren desde Limache a San Pedro, Quillota, La Cruz y La Calera. Lo que queda claro es que los estudios siguen avanzando y que el llamado a licitación para determinar su trazado definitivo podría ser el 2021.
¿Qué definiría ese trazado?
Hay muchos temas técnicos, pero a nosotros lo que nos importa es la forma en que resolverán la ubicación de las estaciones.
De las cinco estaciones que tendrán los 26 kilómetros de vía, hay tres que están resueltas, ya que así han funcionado desde su construcción, hace poco más de 150 años. La Calera, La Cruz y San Pedro, se van a quedar donde mismo han estado siempre. El cambio lo tendrá la definición de las dos estaciones de Quillota.
Hay una estación que se dejó instalada cuando se cambió la línea férrea, (frente al hotel Open), pero le falta conectividad, ya que quedó como una isla. No tiene ni calles que accedan en forma regular. Su ubicación en un centro poblacional le puede dar valor, además está relativamente cerca de la carretera, el terminal de buses y la avenida de acceso a la ciudad.
La otra estación definitivamente debe quedar cerca del hospital, en dirección San Isidro, que será uno de los polos fundamentales del futuro de la ciudad, por el nivel de especialidades que se ha proyectado y por la falta de centros de salud en el área norte.
Sin embargo, hay algo que no podemos entender. Por muchas cuentas que uno pueda sacar, aceptar que la extensión del tren estará terminada en el año 2026, es una verdadera postergación de nuestras ciudades. Estamos hablando de una extensión que demorará diez años en su conclusión, un tiempo exagerado e inaceptable. Pensemos que todo el ferrocarril Santiago-Valparaíso, fue construido entre 1855 y 1863, es decir, menos tiempo que este tramito pequeño y con los rieles ya puestos.
Creemos que nuestras autoridades y la comunidad, debieran expresarle al gobierno que los plazos propuestos por EFE son demasiado largos, ya que harán esperar a miles de personas por un servicio que ya debiera estar funcionando.
No queremos seguir siendo los que se quedaron esperando el tren…
