Por Mario Catalán, Académico carrera Trabajo Social, Universidad Viña del Mar (UVM)
A inicio de mes se conmemoró en Chile y en más de 30 países el Día Mundial del Urbanismo, el que busca promover el desarrollo de ciudades sostenibles para generar ambientes saludables con espacios verdes, evitar el hacinamiento de la población, la contaminación, entre otras problemáticas socioambientales. En este contexto, es necesario pensar el derecho a la ciudad de niños, niñas y jóvenes y cómo ésta se expresa en de participación en la gestión urbana y territorial.
Chile es un Estado Unitario, con una administración funcional y territorialmente descentralizada, no obstante, en términos políticos, fiscales y administrativos, en América Latina, es uno de los países más centralizados. El ordenamiento territorial a nivel local se desarrolla bajo competencias exclusivas de las municipales, regulado por un marco legal nacional.
Se identifica como problemática que los Instrumentos de Planificación Territorial no promueven el desarrollo sostenible, puesto que estos instrumentos sólo abordan la planificación urbana por medio de zonificación de los usos del suelo, de forma poco sostenible ambientalmente, apreciándose el predominio de criterios económicos en la organización del territorio urbano.
Estudios señalan que la ciudadanía percibe que tiene baja incidencia en la toma de decisiones en política urbana y urbano/rural, puesto que los procesos de participación ciudadana han sido principalmente de carácter informativo, consultivo y de validación, con baja participación de la comunidad en la toma de decisiones de políticas urbanas.
Si la participación de la población adulta presenta dificultades, la participación en la toma de decisiones de la niñez en los procesos de gestión territorial es casi nula, por lo que se requiere urgentemente incorporar un Enfoque de Derechos en la planificación y diseño urbano como lo ha recomendado el Consejo Nacional de la Infancia (2016), toda vez que su participación, en la planificación urbana, sería de tipo decorativa y simbólica, ya que la ciudad respondería a parámetros de figuras adultas masculinas y productivas. Como plantea Tonucci la ciudad ha sido planificada para los adultos varones, trabajadores, donde la infraestructura urbana estaría generada para el automóvil. Por lo tanto, bajo lógicas machistas, patriarcales y adultrocéntricas.
En este sentido, se sostiene que, para el desarrollo de la participación infantil en la gestión urbana y territorial, es determinante el rol del gobierno local, puesto que los municipios puedes generar condiciones para sostener, articular y sistematizar las experiencias de participación ciudadana de la niñez en la gestión urbana.
Al respecto se identifican experiencias de gestión territorial en ciudades que incorporan la participación de la niñez desde el enfoque de derechos propuestos desde Convención de Derechos de Niños y Niñas, promovidas por UNICEF con su proyecto Ciudades Amigas de la Infancia, las cuales actualmente se desarrollan en España y que promueve la generación de entornos saludables, bien tratantes y que aportan al bienestar de niños y niñas, la autonomía y participación infantil en la construcción de las ciudades.
Por lo tanto, ¿Cómo Chile puede generar ciudades amigas con la infancia? El Estado tiene el desafío de reconocer el desarrollo integral de los derechos humanos de todas las personas y de resguardar las posibilidades de dicho ejercicio ciudadano de los colectivos de diferentes edades, desde reconocimiento legítimo del otro y su diversidad.
Es necesario contar con instrumentos de planificación sostenible del territorio y la ciudad que incorpore la pertinencia infantil desde un enfoque de derechos, puesto que una ciudad amable con las niñeces es una ciudad amiga con todos y todas.