Por Roberto Silva Bijit, fundador de Diario El Observador.
Una serie de hechos se han ido reuniendo para que este verano podamos tener una gran presencia de turistas argentinos. Terminada (o casi terminada) la pandemia surgieron muchas ganas de viajar, y definitivamente, para los argentinos somos la opción de mar más cercana que ellos tienen.
Lo principal quizá sea la situación económica. Argentina volvió a ponerse cara para los chilenos y menos cara para los argentinos. Hay una diferencia en los porcentajes de la inflación que podrían inclinar la balanza hacia nosotros.
Aunque en conversación con turistas mendocinos, explican que la ropa está un poco más barata aquí, que la comida y otros gastos están casi iguales, pero que así y todo conviene un poco.
Hay también una gestión especial que hizo el sector turismo de la zona costera, que ha estado promoviendo nuestras comunas al otro lado de la cordillera. También se deben considerar los acuerdos entre las sedes diplomáticas para facilitar los trámites, así como la habilitación de nuevos sistemas de control en el paso Los Libertadores, podrían ayudar a mejorar el flujo de turistas argentinos.
Hemos tenido años en que la presencia argentina, ha marcado verdaderos récord, llegando a más de cinco millones en el 2016. Los números actuales no serán iguales, pero iremos en aumento.
Hay un rebalse desde Viña del Mar a ciudades cercanas, especialmente Concón y Valparaíso, que tienen especiales atracciones para ellos.
Alguna vez las organizaciones gremiales del turismo en la región se pondrán de acuerdo para manejar con más integralidad esta gran presencia y poder de ese modo obtener mayores beneficios de esta poderosa inyección económica que recibe la región.
¿Y qué hacemos por los argentinos en nuestra zona?
Los más beneficiados comercialmente son los andinos, ya que la primera ciudad a la que tienen acceso, no solo para veranear, sino también para comprar es Los Andes, donde encuentran todos los bienes de consumo que necesitan. Miles llegan a Los Andes, compran, disfrutan la ciudad y se devuelven.
Pero ya desde San Felipe hasta Quillota, pasando por Panquehue, Catemu, Llay Llay, Hijuelas, La Calera y La Cruz… ¿qué les podemos ofrecer a los argentinos para atraerlos hacia nuestras ciudades?
Es una pregunta repetida en cada verano, porque entendemos que son muchos los recursos económicos que podrían quedar en nuestras comunas, sin embargo, solo vemos pasar los autos en dirección al mar, donde verdaderamente están puestos los ojos de los trasandinos.
Tal vez si le metiéramos un poco de esas “semanas de chilenidad o semanas costumbristas” que se ven en el sur de nuestro país, donde la comida típica tradicional, la artesanía, los productos naturales y la música, podrían significar un nivel de atracción para parte de esos miles de turistas que pasan tan apurados. Tenemos cosas diferentes, ricas y lindas, que podríamos poner ante este flujo intenso e inmenso de turistas que apenas nos miran por las ventanillas de sus autos.
Nuestras autoridades tienen tarea para la casa, pensando cómo hacemos que estos argentinos puedan tener interés de ingresar a nuestras ciudades. Traerlos sería un gol de media cancha, porque todo lo que dejan son beneficios.