Carmen Palacios fue operada hace unas semanas para solucionarle un problema de incontinencia que la aquejaba
NOGALES.- Los 69 años de su vida Carmen Palacios Arancibia los ha pasado en el campo, en el sector de El Melón. Allá nació, creció, se enamoró, se casó a los 16 años y tuvo a sus seis hijos y también “ha dejado el lomo” junto a su esposo Guillermo Vásquez, cultivando paltas y nueces.
La vida de Carmen no ha sido fácil, pues trabajando a la par con su marido pudo labrarse una vida y enrielar a sus hijos por el camino de la decencia y del esfuerzo. Hoy todos tienen sus vidas, sus familias y sus trabajos y son el orgullo de este matrimonio melonino.
Pero todo este esfuerzo tuvo un costo para Carmen. Largos años agachada recogiendo nueces, seis partos y las fuerzas que exige la vida en el campo hicieron que hace un año comenzara a sufrir una importante incontinencia urinaria que la hizo limitar sus actividades, lo que se sumó a una diabetes.
“Todo esto fue consecuencia de tantos años cortando porotos, recogiendo nueces, los partos, en fin, así que en octubre fui al Consultorio del Asentamiento donde la matrona me dijo que tenía prolapso de vejiga y me mandó con una interconsulta a Quillota. Allá me vio el matrón y confirmó el diagnóstico”, explica Carmen.
Así llegó a manos de los médicos, quienes determinaron que era apta para la cirugía. “Me hicieron exámenes cardiacos, de la diabetes, de sangre, de orina, de todo y finalmente me dieron la hora para operarme, el pasado 3 de abril en el Hospital San Martín”, comenta con la voz llena de felicidad.
Carmen se hospitalizó el lunes 2 de abril y finalmente fue intervenida exitosamente por el doctor José Rodríguez y su equipo.
“La atención en el hospital fue muy, pero muy buena. El doctor, las matronas, enfermeras, auxiliares, todos se sacaron un siete en la atención que nos brindaron a mi y a las otras pacientes que estaban conmigo. Ahora ya no tengo incontinencia, quedé muy bien, he seguido las indicaciones médicas. Yo estoy muy agradecida con todos, hasta el doctor que nos hacía reir y nos cambiaba el nombre de chacota; las matronas que fueron muy atentas siempre y todo el personal, yo quiero enviarles un saludo a todos y agradecerles su profesionalismo y excelente trato”, dice con la cara y la voz llena de entusiasmo, mientras finaliza diciendo que hoy ya está de vuelta en su amado campo, junto a su esposo, para seguir compartiendo la vida junto a él, pero esta vez libre de este penoso problema que la aquejaba.