Por Roberto Silva Bijit
Fundador de “El Observador”
A lo mejor, como dicen los expertos en OVNIS, la famosa estrella que apareció y cruzó el cielo de Belén la noche en que nació Jesús, era una nave extraterrestre, en la que precisamente venía este hombre con ideas nuevas, proveniente de otro mundo más avanzado que el nuestro.
Y lo digo pensando que en verdad las ideas de Jesús parecen las de un extraterrestre, porque planteó cosas, que como nosotros decimos, “son de otro mundo”. Venía con ideas fundamentales para construir un hombre mejor. Poco caso le hemos hecho hasta ahora, pero eso no disminuye el valor de sus ideas.
Por ejemplo, que nos amemos los unos a los otros. O esa otra cosa que parece tan terrible, que no hagamos a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros. O que seamos personas de buena voluntad. O que vivamos en paz espiritual. Que no veamos la paja en el ojo ajeno sin ver la viga que tenemos en el nuestro. Puras cosas fundamentales, que si las hubiéramos practicado, todo sería diferente en el mundo en que vivimos.
Han pasado los siglos y los seres humanos que habitamos este planeta, (el único que tenemos por ahora), nos hemos encargado de destruir muchas esperanzas, generando condiciones para la extrema pobreza, para despilfarrar millones de dólares en guerras inútiles, que nos hacen ser cada vez más peores. Revoluciones, dictaduras, terroristas. Hemos contaminado el medio ambiente, hemos discriminado a la gente por su color, sus conocimientos, sus niveles económicos, sus creencias. O sea, hemos hecho todo lo contrario de lo que propuso hace dos mil años ese joven que caminó por Palestina predicando un mensaje de amor.
Por eso que la teoría del extraterrestre puede ser cierta, al menos en el campo de las ideas.
Sin embargo, a todas esas lecciones no aprendidas, a todos esos momentos oscuros de la vida del hombre, le podemos poner nuestra cuota de optimismo y formalizar en esta Navidad, y al interior de nuestro círculo más estrecho, en el área donde se desenvuelven nuestros afectos, una declaración de amor y respeto. Siempre con los más cercanos es con los que tenemos las mayores diferencias, como es lógico, porque es con ellos que estamos rozándonos en la vida.
Estos días, hoy en la noche, es el momento de disminuir esas diferencias, acortar esas distancias, aunar voluntades, para volver a disfrutar de la armonía, que es parte fundamental del amor.
Muchas veces nos pasa, que nos cuesta jugar en las distancias cortas, como dice la canción, porque nos falta estar dispuestos a decir una palabra de perdón, una palabra de comprensión.
En suma, una señal de amor.
Mañana tendremos esa noche de ángeles, velas y regalos, hagamos el noble intento de regalarnos un poco con los que más queremos, especialmente con aquellos que hemos tenido diferencias. No necesitamos papel de regalo para regalarnos. Solamente necesitamos elevar nuestros corazones y ser generosos.
Buena suerte y Feliz Navidad.