Su nieto tiene discapacidad y reciben solo 200 mil pesos al mes como pensión, mientras su hija tuvo que dejar de trabajar para cuidarlos
LA LIGUA.- En lo más alto del cerro y donde se emplaza la Población El Peumo vive una familia que, a pesar de una serie de adversidades, ha sabido salir adelante. Su humilde casa está a 27 minutos caminando desde la Plaza de Armas y el acceso es complejo, ya que para llegar hay que subir una empinada escalera con cemento y barandas de fierro.
Tras recorrer un pasaje de tierra y llamar a la puerta se escucha un singular sonido. Se trata de una “silla de ruedas adaptada” que sirve como medio de transporte para Manuel Palma Rosel, de 74 años. Y adaptada es mucho decir, pues se trata en realidad de un carro de supermercado que fue modificado.
Manuel es el padre de Elsa Palma Encina, de 54 años, quien es la protagonista de esta historia. Ella vive junto a su padre y su hijo adoptivo de 38 años, llamado Eloy Leyton Sepúlveda, literalmente en la punta del cerro. La casa es de madera y se ha visto afectada por termitas. Incluso algunas han dañado los sillones.
A pesar de la precariedad viven felices. Por cierto, la vida les ha puesto duras pruebas pero unidos han sabido sortearlas. Para empezar, Manuel tuvo un infarto el 2006 y su diabetes, que estaba controlada, le provocó daños en su riñón.
Para peor, en febrero de 2018 comenzaron a aparecer puntos rojos en su talón izquierdo y posteriormente algunas incómodas heridas. Como no le gustaba tratarse en La Ligua decidió ir a la posta de Zapallar, aunque por falta de dinero para costear los traslados no pudo continuar con el tratamiento que había empezado a recibir.
Posteriormente apareció la posibilidad de ser revisado en el Hogar de Cristo, donde le recomendaron ver un podólogo. Después de varias revisiones finalmente el diagnóstico fue el peor: tendrían que amputarle la pierna izquierda. Pero además, al regresar a su hogar, sufrió una neumonía y una depresión.
“Hubo momentos en que no me conocía y a pesar de que tengo un hermano, yo soy quien se preocupa de mi papá, entonces no pude volver a trabajar”, expresó Elsa mirando a su padre.
OPTIMISMO ANTE LA ADVERSIDAD
Si bien los orígenes de esta familia están en Santiago llevan varios años en la zona. De hecho, todos los veranos visitaban el balneario de Pichicuy, lugar donde conocieron a Eloy. Él pertenecía a un hogar de menores y, tras compartir con los hijos de Elsa, se ganó el cariño de la mujer. “Hice los papeles para ser la tutora legal”, contó en el balcón de su casa donde cultiva tomates.
Y al igual que Miguel, Eloy lo ha pasado mal en su vida. “Llegó viendo poco y hace 15 años quedó ciego. Además de su problema cognitivo tiene una malformación congénita en la cabeza, pecho y pies”, contó su madre.
Por lo mismo, esta esforzada liguana debe salir adelante con su padre con discapacidad física y su hijo con discapacidad mental. Antes trabajaba en una feria que se establecía en un sitio eriazo detrás del Estadio “Enrique Doll Rojas” de La Ligua, donde vendía ropa usada y herramientas que su padre adquirió en sus años de labor como operador.
Sin embargo, ante la necesidad de cuidar a su hijo y a su papá tuvo que dejar de trabajar. Por lo mismo, esta familia vive al mes con la suma de dos pensiones de invalidez que totalizan 210 mil pesos. “No puedo trabajar porque tengo que cuidarlos y debo comprarles remedios. Hago manteles a croché que vendo a mis conocidos pero aun así no alcanza”, dijo Elsa.
Sin embargo, en medio de toda esta adversidad, una luz de esperanza se alcanza a ver en el futuro de esta familia. Hace unos meses llegó personal del Serviu Valparaíso y les ayudó a postular a una vivienda. Es que la actual, aparte de estar en malas condiciones, está demasiado inaccesible en caso de emergencias.
Recibieron el Subsidio Habitacional Fondo Solidario de Elección, que básicamente permite a familias vulnerables que no son dueñas de una vivienda acceder a un apoyo estatal para comprar una casa o departamento que no supere las 950 Unidades de Fomento (UF) sin crédito hipotecario.
“Ahora estamos buscando opciones para comprar una casa, no importa que no sea en La Ligua, pero quiero tener a mi papá e hijo con una mejor condición de vida y fácil acceso”, finalizó Elsa, mientras se despide con la esperanza de que todo sea mejor.