Las dificultades para consagrar la indispensable unidad para gobernar

Publicado el at 20/12/2017
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opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva – Fundador de “El Observador”

Después de la elección, ya con el triunfo rotundo de Piñera, todos los protagonistas de la jornada se vieron más equilibrados y prudentes, pareciendo casi como que Chile era su verdadero interés. Brillante estuvo Guillier al atreverse a salir junto a Piñera, demostrando que es un verdadero radical de tomo y lomo. Ese saludo reconocimiento de triunfo del otro se hace más privadamente, sin embargo, aquí no hubo drama en mostrarse juntos. Parecía que ambos siempre hubieran estado de acuerdo. La risita de la Presidenta mientras hablaba por teléfono con el Presidente, era un cuadro tierno (antiguo porque no era con celular sino con teléfono fijo) en que ellos dos se “presidentiaron” todo el rato. Los Kast estaban tan mansitos como Ossandón, todos con caras de haber aportado los votos que faltaban para el triunfo.

Al otro lado de la cortina, por fin vieron con claridad las grandes divisiones que le mostraron a Chile todos los grupitos y partidos y medios partidos que conformaron la oposición a Piñera. Por arrogantes no fueron a primarias, por desordenados no llevaron un candidato único, no contaron con la astucia de los viejos cuadros de la Concertación y descolgaron a Lagos como si fuera una figura sin importancia en la escena política nacional. Le dejaron todas las vocerías al Partido Comunista y miraron en menos a los muchachos del Frente Amplio, que fue muy amplio.

En eso Piñera interpretó a la mayoría de los chilenos. Esperemos ahora que su gobierno pueda ser de unidad y progreso, que podamos avanzar hacia los tiempos mejores que nos prometió”

La tarea de la unidad no será fácil para Piñera, porque necesita primero ordenar a su gente y a esa serie de “líderes” que ya están pensando en las presidenciales del año 2022 y que se suben a los escenarios y pelean por tribunas en la tele, tratando de asomarse detrás del ganador, pensando ponerse pronto delante de él. Trabajar con cuadros políticos y con pocos técnicos, será fundamental para armonizar a la UDI y RN, para que no le vuelva a pasar lo del primer período, en que pasó mucho tiempo solo.

La oposición a Piñera será más compleja todavía, porque tiene dos frentes: lo que queda de la Nueva Mayoría (ahora minoría) y el Frente Amplio, que pretende estar a la izquierda de la izquierda y que ha prometido ser oposición de todos para poder posicionarse para las próximas presidenciales. La DC dividida está siendo disputada por la izquierda y la centro-derecha.

¿Cómo van a aprobar las leyes en estos próximos cuatro años? Nadie tiene mayoría, todos dependen de los demás. No se ve nada claro el panorama.

La participación aumentó. En las elecciones municipales el 66% de la gente no fue a votar, una cifra escandalosa para democracia. En la primera vuelta el 53% no fue a votar, lo que significó un aumento en el interés de la gente. Y ahora, en la segunda vuelta, ese número volvió a bajar dejando la abstención en un 51% de los votantes, que significó una participación real del 49%, es decir, la mitad de los chilenos tenemos interés en expresar nuestra voluntad a través de un voto, el resto, prefiere quedarse en la casa, dejando que la historia la manejen otros.

La ciudadanía se acercó al centro y se alejó de los extremos. En eso Piñera interpretó a la mayoría de los chilenos. Esperemos ahora que su gobierno pueda ser de unidad y progreso, que podamos avanzar hacia los tiempos mejores que nos prometió y que lo dejen construir la legislación necesaria para lograrlo.

En todo caso, la oferta política ha sido poco original: estaremos gobernados solamente por dos personas durante 16 años.

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