Por Roberto Silva Bijit
Fundador de “El Observador”
Los que viajaron al sur este verano presenciaron un paisaje de terror: los principales volcanes no tienen nieve. Las famosas “nieves eternas” desaparecieron. Esto nunca jamás había pasado. Los más antiguos recuerdos de la gente mayor y lo que a ellos les contaron sus abuelos es que siempre los volcanes estaban casi cubiertos completamente con nieve.
Los que alguna vez han viajado al sur, hace diez, veinte o cincuenta años, todos vieron los volcanes con nieve.
Es fácil leer en los volcanes pelados, cubiertos solo por tierra, los peligros evidentes del cambio climático. Una señal que no podemos desconocer. Una advertencia sobre lo que está viviendo (sufriendo) la tierra, que resulta imposible no comprender.
El derretimiento completo se debe a las altas temperaturas que nosotros hemos ocasionados con el efecto invernadero, con la tala de bosques, con la falta de respeto a las mínimas normas de la naturaleza. Tenemos problemas para convivir con este único planeta que tenemos para habitar. Puede que más adelante encuentren alguno similar, pero por ahora es todo lo que tenemos.
La crisis del agua, como el aumento de la temperatura, son dos elementos que se conjugan para generar grandes cambios en todas las naciones del mundo. La sequía tiene condenados a miles de chilenos que viven en zonas rurales, (donde el agua solo llega en camiones aljibes), a seguir avanzando hacia una desertificación que tendrá funestas consecuencias.
Esos orgullosos volcanes llenos de nieve, que parecían como dibujos de niños, ya casi no quedan. Los volcanes Llaima y Villarrica se quedaron apenas con unos pequeños manchones de nieve. Los volcanes Osorno y Calbuco pelados completamente, sin rastros de nieve. Un fenómeno que tiene asombrados a los veraneantes y a los científicos, que no encuentran una explicación para entender la velocidad con que se derritió el hielo.
Es cierto que estamos viviendo un período de interglaciación, que puede durar 20 mil años más, (comenzó hace 15.000) en los que el tiempo de vida del hombre no alcanza a tener registros importantes, sin embargo, en este caso de los volcanes la señal es muy clara: está aumentando la temperatura sobre el planeta y eso nos traerá graves consecuencias, a no ser, que pronto trabajemos en corregir tantos errores que hemos cometidos desde hace décadas y décadas. Indispensable que los gobernantes se pongan de acuerdo, que las organizaciones medioambientales sigan luchando por difundir los problemas que nos aquejan, y lo más importante, que cada uno aporte con su granito de arena para cambiar las formas de vida respecto del agua, la basura, la contaminación, la naturaleza y nuestros consumos de energía.
Hoy día la señal la están dando los volcanes, ayer la dieron los cambios en el clima, ya sea con un extraño frío en días de verano, con temperaturas muy altas, con fenómenos atmosféricos que no entendemos o con la pérdida de las napas de agua.
No basta con las decisiones que tomen los gobernantes, los parlamentarios o los alcaldes, se necesita una postura más activa de cada uno de nosotros, (pensar en los hijos y los nietos) para encarar un problema que es muy grande, pero que se corrige con gestos pequeños, e individuales, que pueden ser significativos para todo el planeta.
Créditos de Imagen Destacada: “Araucaria araucana – Parque Nacional Conguillío por lautaroj – 001” por lautaroj, licencia bajo CC BY-SA 2.0. Recortada ligeramente para adaptarse al formato de la web.