Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
En una reciente columna sobre la necesidad de mantener en funciones el Hospital San Martín de Quillota, hice referencia a un crítico número, que por sí solo explica los problemas de salud que vivimos en nuestro país.
El subsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos, le hizo llegar a las comisiones de Salud del Senado y la Cámara de Diputados, un real, pero terrorífico informe sobre las listas de espera a nivel nacional, durante el primer semestre de este año.
Señaló que había 1.764.937 pacientes en listas de espera que necesitan ser tratados por un médico especialista. También se incluyen a 294.632 que esperan una cirugía y 67.417 que requieren atención GES. Digamos, para seguir describiendo el drama, que la demora promedio de atenciones GES es de 157,3 días, o sea, más de cinco meses de postergación. Peor todavía: la espera en cirugía es 600 días, lo que equivale a 20 meses, casi dos años. Y para atención de especialistas, 478 días, o sea, 16 meses esperando. Solo para operaciones de cataratas hay 15 mil personas esperando en Chile.
Es verdad que en estos números está la huella trágica de la pandemia de Covid, pero también tenemos un arrastre de muchos años en la atención de salud.
Bastan esos datos para entender que el país necesita con urgencia una reforma en salud, y que más que nunca, ideas nuevas como la que está proponiendo la municipalidad de Quillota al Servicio de Salud Viña del Mar-Quillota, son imprescindibles. Hay que pensar muchas cosas de nuevo. Hay que buscar alternativas. La atención de la tercera edad, un uso más intensivo de los quirófanos, atender de una vez por todas la descuidada salud mental, seguir abriendo espacios a médicos extranjeros, instaurar la telemedicina, evitar las esperas mortales en las operaciones de cáncer, en fin, asignar más presupuesto a salud.
El panorama de la salud en nuestra región también es crítico, ya que tenemos 180 mil pacientes que están esperando atención en patologías no GES y 30 mil que están esperando una operación quirúrgica. En la mayoría de las estadísticas vamos inmediatamente después que el Gran Santiago. Estamos con números similares al promedio nacional.
No hay infraestructura ni recursos humanos para atender la cantidad de personas que están en listas de espera, por lo tanto, la generación de nuevas estrategias es lo único que puede resolver un drama que podría alargarse hasta por 4 o 6 años más.
Las situaciones problemáticas en la salud de una persona son porque está soportando una enfermedad, que para su cura puede estar necesitando una intervención quirúrgica que le alivie el dolor que vive en su casa. Esa persona no tiene fecha para su operación, pero comienza a acortarse su sobrevida y empieza a ver la fecha de su muerte. Al fin de cuentas, de eso se trata, de sobrevivir frente a la enfermedad que ataca el cuerpo, pero va también dañando la mente.
No se entiende que el diez por ciento de los chilenos estén en lista de espera, algo está funcionando muy mal.
Imagen Freepik