Mauricio Viñambres Adasme
Alcalde de Quilpué
Por largos años, desde que Chile recuperó su democracia, en 1990, se ha debatido sobre qué fórmula debemos aplicar para descentralizar el país. Es más, es necesario recordar que recién en 1992 los alcaldes son electos, después de superar una de las vallas dejadas por la Dictadura en su Carta Magna, la de que sus jefes comunales sean designados como el último bastión de un gobierno totalitario en materia municipal.
Desde entonces los gobiernos de la Concertación fueron creando reformas para potenciar la regionalización, sin embargo con los años se enquistó una nueva “enfermedad administrativa” llamada centralización: que las decisiones regionales se concentraran en las intendencias y que las comunas quedaran relegadas a las grandes decisiones políticas y económicas, lo que a la larga generó que hoy tengamos ciudades con menos infraestructura que otras, más deprimidas, y con el sentimiento ciudadano de que la “alegría por ahí no pasó”.
Actualmente un grupo de alcaldes, al que me incluyo, decidió tomar algunas acciones para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
En rigor, estamos cansados de esperar que el Ejecutivo y el Parlamento elaboren leyes que potencien la administración municipal, que nos propinen más recursos para tomar decisiones propias y así terminar con la histórica centralización del poder instalado en Santiago.
Queremos reformas profundas y no cosméticas.
Estamos en un nuevo siglo.
Chile cambió.
Esta es una frase que, a estas alturas, ya parece un eslogan, un eufemismo, una manera decorosa de decir: “Señores políticos, estamos en otra, ¡basta!”. Y la ciudadanía se empoderó. Hoy ya no podemos gobernar entre cuatro paredes o continuar con la misma cabalgata, con caballos evidentemente cansados y con rutas perdidas, desviadas.
La ansiada descentralización finalmente se materializará, pero de forma espontánea, sin onerosos programas de Gobierno ni con la intervención de organismos internacionales que superaron este lastre de administración estatal.
Estamos en el camino correcto: Chile se descentralizará por la revolución de los municipios,
Las señales son claras.
Descentralizar el país no pasa por una estrategia comunicacional ni por la anuencia, el consentimiento de un gobierno que crea que “Ahora sí debemos darle poder a las regiones instalando un nuevo dominio político”, como lo serán los nuevos gobernadores regionales, que serán próximamente electos.
No.
El poder surge desde los gobiernos locales, desde la municipalidades.
Cada comuna tiene sus propias necesidades, sus propios “dolores”.
¿Ustedes creen que desde que recuperamos la democracia los gobiernos entrantes y salientes no lo sabían? Claro que sí, pero no hubo voluntad política y tampoco la habrá si no nos rebelamos. Pero esa rebeldía no llegó armada cuidadosamente tras una reunión entre alcaldes. Como la vida misma, surgió. Y se levantó imponente, sin complejos, porque detrás de cada alcalde o alcaldesa hay un pueblo cansado de las falsas promesas de descentralización y de “alegrías ya vienen” o de “tiempos mejores”.
Los gobiernos locales es la solución descentralizadora.
Los municipios deben recibir más financiamiento para disponer de sus propios medios de transporte, centros de transferencia de residuos sólidos, recintos de atención de salud.
El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, entiende esta lógica de gobernanza y en lo que va de su gestión ha materializado sus proyectos de viviendas sociales, universidad abierta y una librería popular.
Con Joaquín Lavín, alcalde de Las Condes, con quien no compartimos la misma línea política, pero sí coincidimos en que los municipios deben tener más atribuciones legales para tomar decisiones propias por el bien de la comunidad, estamos liderando esta consulta ciudadana que se efectuará, vía electrónica, el próximo 30 de junio, cuyo fin es conocer la opinión de la comunidad respecto de si aprueba o no una ordenanza que regule la circulación de menores de 16 años por la vía pública, a altas horas de la noche, sin la compañía de un adulto responsable.
A esta encuesta se sumaron los municipios de Las Condes, Lo Barnechea, Colina, Peñalolén, La Reina, Conchalí, La Pintana, La Florida y Antofagasta (más adelante podrían replicar este proceso Valparaíso, Viña del Mar y San Antonio, de acuerdo al interés que han mostrado tanto la comunidad como algunos concejales).
A fines de julio del año pasado presentamos esta idea ante el Consejo de Seguridad Comunal y la compartimos con los medios de prensa locales. En pocas horas se transformó en tema nacional y discusión obligada en las oficinas, hogares, pubs… Fui criticado por la elite política, aunque mayormente respaldado, en especial por la ciudadanía, así al menos dan cuenta las encuestas aparecidas en redes sociales, diarios, radios y canales de televisión.
Lo del domingo 30 será una jornada clave, pues dependiendo de su éxito estaremos frente a dos situaciones que podrían cambiar algunos instrumentos cívicos de la Política Chilena: primero, que se discuta la posibilidad de elegir a nuestros presidentes, parlamentarios, alcaldes, concejales y gobernadores y consejeros regionales mediante el voto electrónico. Y segundo, que los municipios toman fuerza para ser considerados seriamente por el Estado como los gobiernos locales del futuro, el poder descentralizador: los administradores de las áreas metropolitanas.
Esta revolución recién comienza.