Ayer se realizaron los funerales del quillotano Leopoldo Silva Bijit, destacado profesor y formador de ingenieros de la Universidad Técnica Federico Santa María.
Era mi hermano mayor, que siempre destacó en temas de matemáticas y ciencias. Desde pequeño se habría podido asegurar que se inclinaría por la ingeniería. Llevó con orgullo el nombre de su padre, Leopoldo Silva Reynoard.
Estudió toda su enseñanza en el Instituto Rafael Ariztía, donde fue un aventajado alumno y un líder del grupo scout del colegio. Se tituló de Ingeniero Electrónico en la USM, donde trabajó durante fructíferos 44 años.
Fue dirigente de San Luis de Quillota y acompañó a su padre en diversas giras por el norte del país. Fue profesor visitante en universidades argentinas y publicó tres libros sobre su especialidad.
En sus funerales se reunió una gran cantidad de familiares, profesores y alumnos. Pocas veces a una persona la despiden dos rectores universitarios. Fue su caso. Además de profesores y alumnos que llegaron a darle un sentido adiós al profesor que los quiso tanto.
El rector de la Universidad Santa María, ingeniero Darcy Fuenzalida, señaló que “logró una profunda cercanía con sus alumnos memoristas y ayudantes, la que manifestaba a diario a través de la gran preocupación y dedicación que tuvo con cada uno de ellos, afecto que los mantuvo siempre unidos, sobre todo porque el profesor Leopoldo Silva se sentía absolutamente responsable no solo de su formación académica, sino que también personal. Su entrega a nuestra universidad fue profunda y de gran generosidad, siendo además un activo protagonista en el quehacer institucional, planteando sus ideas con gran convicción, teniendo siempre la inquietud de abrir nuevos caminos en la docencia e impulsando medidas que ayudaran a mejorar la calidad de la enseñanza en la carrera de Ingeniería Civil Electrónica”.
A continuación, vinieron las palabras de despedida del anterior rector de la Universidad Santa María y actual rector de la Universidad Andrés Bello, ingeniero José Rodríguez, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, que expresó: “El profesor Leopoldo Silva dedicó su vida a la enseñanza de asignaturas fundamentales para la ingeniería electrónica. Lo más destacable fue su rigor intelectual, el nivel conceptual y la originalidad que nos permitió a todos tener una formación al mejor nivel que se podía obtener en el mundo. De esto no tengo dudas”. Agregó que “el curso de Campos Electromagnéticos que tuve con el profesor Silva fue el ramo más extraordinario que cursé en mi carrera. No duda en calificarlo como una obra maestra, tanto por su rigor como su belleza estética de los conceptos presentados. “El profesor Silva no pasaba la materia, la deducía en clases, lo que era simplemente extraordinario. Por su amplio trabajo influyó como nadie en la formación de decenas de generaciones de ingenieros que han prestigiado a la universidad tanto en Chile como en el extranjero”. El Premio Nacional de Ciencias, terminó diciendo: “Querido profesor, fue un privilegio ser su alumno. En este momento de la despedida, le doy las gracias por la formación que nos dio, tanto a mí como a mis compañeros”.
No es frecuente que a un quillotano lo despidan dos rectores de universidades de la región, por eso lo hemos querido destacar, porque es un orgullo para la ciudad.
Estuvo casado con Melita Lütti, con quien tuvo cuatro hijos, Leopoldo y Carlos, ingenieros electrónicos como él; Miguel, ingeniero comercial y Alberto, técnico en computación; y dos nietos, los mellizos Isidora y Bruno.
Una larga enfermedad terminó primero por separarlo de su pasión fundamental que fue enseñar, y finalmente, le quitó el último aliento el sábado en la tarde.