Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
El más grande cambio tecnológico que hemos vivido en los últimos siglos es la incorporación del mundo digital en nuestras vidas. Al comienzo fue solo a través del computador, pero después, cuando nos conectamos mediante el teléfono, el cambio se hizo masivo y comenzó a causar diversos efectos en las personas.
Sin embargo, la lectura en papel sigue siendo hoy en día muy importante, no pudiendo ser vencida por los textos digitales.
A propósito del Día del Libro, se ha vuelto a remarcar que se siguen abriendo librerías y que ha aumentado el nivel de lectura en todo el planeta.
¿Cuál es el secreto?
En verdad hay varios, pero el más importante es que el papel tiene comienzo y tiene fin, no como los textos digitales que son infinitos. Otro aspecto es poder tomarlos y determinar su forma y tamaño. El papel tiene opciones de lectura que permiten una mayor comprensión porque es la forma en que por siglos las personas han leído, y lo más importante, comprendido sus textos.
La lectura de diarios, revistas, libros y folletos, en que las letras se presentan sobre un papel, de izquierda a derecha, conforman una manera de entender mejor los contenidos.
Hoy día una de las mayores crisis de nuestra educación es la poca comprensión lectora de nuestros estudiantes, que se agrava porque al no ser solucionada en la escuela, permanece para siempre acompañando a las personas. Les cuesta entender instrucciones de un medicamento, las cláusulas de un contrato, las indicaciones de algún evento y hasta los más elementales mensajes.
Hay muchos esfuerzos por solucionar este grave mal de nuestra sociedad, para lo cual el Estado ha realizado muchas inversiones en los establecimientos educacionales, pero todavía falta mucho.
Los planes lectores, que han aumentado el número de personas interesadas en leer en papel, han permitido que miles de estudiantes del país disfruten de cuentos, novelas, poesías y textos periodísticos, que están siendo parte de su formación.
Por mucho que crezca el mundo digital, la lectura en papel tiene un espacio ganado, como lo certifican numerosos expertos, que entregan cifras y antecedentes para ratificar su planteamiento.
En Chile hay un ejemplo interesante, que ayuda a medir el tamaño de ese mundo digital. El Estado de Chile decidió -en forma atolondrada (una vez más)- decretar que los bonos de Fonasa se debían sacar todos en forma digital. En los días siguientes las quejas eran tan grandes que debieron volver a abrir las oficinas y seguir vendiendo los bonos en papel. Es un error creer que la mayoría del país se maneja en forma digital, porque eso no es así y todavía quedan miles de familias que no pueden sacar un bono en forma digital, es decir, que no saben cómo actuar frente a una pantalla silenciosa.
Otro caso importante de destacar es que Amazon, una de las mayores plataformas digitales del mundo, abrió una librería papel para sus lectores, además de crear un sello editorial para sus producciones de libros.
Usted mismo, que ahora está leyendo este diario en papel, entiende como nadie lo que significa leer de esta forma, sentir las páginas en sus manos, doblar el diario, trasladarlo hasta donde vaya, ponerse cómodo y comenzar su lectura en forma tranquila para revisar sus contenidos. Después se lo pasa a otro miembro de la familia y así se presta y lee muchas veces, gracias a su soporte.
La lectura en papel tiene mucha vida por delante.