La insistencia de los convencionales por “meterse en las patas de los caballos”

Publicado el at 11:40 am
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Por Roberto Silva Bijit

Fundador de “El Observador”

Desde hace rato que las deliberaciones de los convencionales constituyentes vienen causando asombro en los ciudadanos, especialmente por la audacia de sus propuestas, por la incertidumbre que generan y por la falta de diálogo al interior de la propia Convención.
Se han transformado en expertos en “meterse en las patas de los caballos”, proponiendo grandiosos cambios en el sistema judicial, en las Fuerzas Armadas, en la educación, en el sistema político, en la propiedad minera, en el sistema de aguas, en las iglesias, en la administración de justicia especial para indígenas, en los medios de comunicación, y en lo que se les ocurra, al parecer, sin pensar en las consecuencias que todo eso podría traer a Chile, y sin tampoco asumir que el Congreso tendrá que hacerse cargo de las nuevas leyes para la aplicación de los nuevos artículos de la Constitución.
Tan grave se entienden algunos resultados de sus deliberaciones, que ya se está hablando -a viva voz- que no se pueden olvidar que una alternativa es votar rechazo cuando la Constitución sea sometida al escrutinio popular. Ese día de agosto o septiembre de este año, iremos a las urnas para el plebiscito de salida, donde se aprobará o rechazará la propuesta de nueva Constitución.
Ya las encuestas marcan porcentajes muy altos de rechazo, en diversos temas, sin embargo, a los convencionales parece no importarles nada de todo lo que está ocurriendo en su entorno y siguen avanzando por establecer una normativa cada vez más excluyente, cada vez más alejada del diálogo, el respeto a las minorías y los grandes acuerdos, o como dicen ahora, a los mínimos acuerdos, que serían la base para entenderse.
El telón de fondo parece que sigue siendo la sombra de Pinochet, y por eso a veces se siente una Constitución de revancha, tan sectaria como la del propio dictador. O estamos abajo o estamos arriba, pero nada de términos medios, nada de consensos (la palabrita que gobernó los valiosos 30 años de la Concertación) para avanzar a un Chile más armónico.
Han caído en la tentación mala de refundar Chile y ya sabemos que eso le falló a Frei Montalva, Allende y Pinochet. Chile está fundado hace rato, hacerlo de nuevo es perder el tiempo y faltarle el respeto a nuestra larga y gloriosa historia. Pero como ya hemos visto, también se discute (y condena) el pasado de nuestro país, disminuyendo el valor de nuestra propia historia.
Pero volvamos al tema central.
“Meterse en las patas de los caballos” significa que a uno le pueden pegar una patada y eso es precisamente lo que puede ocurrir con algunas instituciones que se están viendo afectadas, que les den ganas de pegar una patada para expresar su descontento. Y Chile no lo podemos hacer a patadas, hay que construirlo con entendimientos y respetos, con equilibrios, y especialmente, con sensatez, que tanto ha faltado al interior de la Convención.
No porque el 80% de los chilenos votamos por una nueva Constitución estamos dispuestos a aprobar cualquier texto que presenten. Creer eso sería un gran error. Todos queremos ver un texto donde nos veamos representados y acogidos y no rechazados o perseguidos. Las constituciones deben unir a los pueblos bajo una ley madre, pero por sobre todo deben fijar el rumbo para las próximas décadas. El rumbo en este caso parece indicarnos que iremos derecho a una serie infinita de disputas y desacuerdos entre los diversos sectores políticos.

Más que nunca necesitamos un Chile en paz.

Créditos de imagen destacada: Captura de pantalla de “Pleno Sesión N°60 – Convención Constitucional Chile – 25/02/22

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