En las últimas décadas se ha sido testigo de un preocupante aumento en las tasas de enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial y el colesterol alto.
Este fenómeno ha generado una creciente preocupación en el ámbito de la salud pública debido a sus efectos devastadores en la calidad de vida de las personas y los costos asociados al tratamiento de estas afecciones. Sin embargo, el ejercicio físico se presenta como una herramienta fundamental para reducir estos índices y mejorar la salud de la población, así lo explica el académico de la carrera de Kinesiología de la Universidad Viña del Mar, (UVM), Cristian Ángel Cortés.
Según el docente UVM, “la diabetes, en particular, ha experimentado un aumento alarmante. La diabetes tipo 2, que está estrechamente relacionada con la obesidad y la inactividad física, ha aumentado en frecuencia de manera significativa. El sedentarismo y la mala alimentación son factores clave en el desarrollo de la resistencia a la insulina, un precursor de la diabetes tipo 2. Aquí es donde el ejercicio físico entra en juego, ya que mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a mantener niveles adecuados de glucosa en sangre. La actividad física regular puede prevenir o retrasar el desarrollo de la diabetes tipo 2, lo que la convierte en una herramienta crucial en la lucha contra esta enfermedad”.
Agrega: “La hipertensión arterial y el colesterol alto son dos factores de riesgo cardiovascular que también han experimentado un aumento en los últimos años. Estas condiciones pueden aumentar drásticamente el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. El ejercicio físico, en particular el ejercicio aeróbico, es un potente regulador de la presión arterial y los niveles de colesterol. La actividad física regular ayuda a fortalecer el corazón, lo que facilita el bombeo de sangre y reduce la presión arterial. Además, el ejercicio promueve la reducción de los niveles de colesterol LDL (colesterol ´malo´) y el aumento del colesterol HDL (colesterol ´bueno´), lo que disminuye el riesgo de acumulación de placa en las arterias”.
El especialista indica: “El ejercicio físico ofrece beneficios adicionales en la prevención y el manejo de las enfermedades crónicas. Ayuda a controlar el peso corporal, reduciendo la obesidad, que es un factor de riesgo común para todas estas afecciones. También puede aliviar el estrés y mejorar el estado de ánimo, lo que puede ser beneficioso para quienes enfrentan enfermedades crónicas, ya que el estrés crónico puede empeorar estos problemas de salud”.
Añade: “El aumento de las enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión arterial y el colesterol alto, es una preocupación importante en la salud pública. Sin embargo, el ejercicio físico, guiado por un kinesiólogo, se presenta como un aliado poderoso en la lucha contra estas afecciones. La actividad física regular no solo previene el desarrollo de estas enfermedades, sino que también mejora la calidad de vida de quienes ya las padecen. Promover y fomentar un estilo de vida activo es esencial para reducir estos índices y construir un futuro más saludable. El ejercicio físico no solo es una opción, sino una necesidad para combatir estas enfermedades crónicas y mejorar la salud de la sociedad en general”, concluye Cristián Ángel Cortés.