La recomendación es revisar la red interior del cada hogar cada dos años y los artefactos como calefón, cocina y estufas una vez al año por un instalador autorizado
TENDENCIAS.- Un cambio de domicilio sugiere la comprobación del correcto funcionamiento de los servicios básicos del lugar de destino como luz, agua, electricidad y gas. Con respecto a este último, su revisión es una actividad que no todo el común de la gente suele ejecutar, ignorando el hecho de que el mal estado de una instalación de gas podría producir accidentes irreparables en el hogar.
Según la Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC) cada dos años se debe renovar dicho sello. En el 2017, a nivel nacional hubo un total de 652.730 instalaciones interiores de gas, de éstas un 88% tiene sellos verdes, un 8% amarillos y 4% rojos, lo que se traduce a unos 3.000 cortes de suministro por fuga de gas.
Rodrigo Cerda, académico del Diplomado en Proyectos de Especialidades: Sanitaria, Eléctrica y Gas de la Universidad Viña del Mar (UVM) explica en qué consiste el sello verde indicando que “este sello corresponde a una certificación por parte de una empresa autorizada por SEC, institución que vela por el cumplimiento normativo y operativo de la instalación de gas. Una vez obtenido este certificado el instalador puede realizar la declaración interior de la red de gas. Este proceso de declaración se debe realizar previo a la puesta en servicio de las instalaciones de gas, la inscripción es un trámite necesario para solicitar el suministro definitivo a las empresas correspondientes y para realizar trámites ante la municipalidad para la recepción final. Al realizar estas actividades por personal competente- tanto por instaladores como certificadores- se puede tener la tranquilidad que las instalaciones fueron construidas acorde a la normativa vigente y que se han realizado las pertinentes revisiones de estanqueidad de las redes, descartando de esa manera fugas y desperfectos en los artefactos mediante pruebas de encendido”, precisó.
El especialista comenta además que “toda vivienda unifamiliar requiere que la instalación esté debidamente declarada mediante el formulario TC6. En el caso de los condominios es diferente porque estos son construidos por empresas especializadas, quienes deben acceder a la recepción municipal y de suministro de gas, por lo tanto, están obligados a realizar los procesos de certificación correspondientes”.
El docente se refirió también a los peligros de las malas instalaciones detallando que “las fugas de gas se pueden producir tanto por instalaciones mal diseñadas e irregulares como por la falta de mantención o porque el personal que realizó dicha instalación no es calificado. Por lo anterior es importante que, para toda red de gas nueva, modificación o mantención se recurra ante un instalador aprobado por la Superintendencia de electricidad y combustibles”, aseveró.
Consejos
Cerda señala que no existe un combustible más adecuado que otro para una vivienda y aconseja que las instalaciones construidas estén bajo el cumplimiento normativo, que se haga un buen uso de las mismas y un periódico mantenimiento a los artefactos.
Recomienda además que el chequeo se haga cada dos años. “El gas tanto licuado como natural contienen un fuerte olor que le advertirá en caso de fuga. Ante esto lo primero que debe hacer una persona es cortar el suministro de gas, ventilar el lugar- abriendo puertas y ventanas- no encender luces ni elementos que produzcan chispa, salir de la habitación y desaloje a todos los que se encuentren allí. Realizado todas estas indicaciones, deben llamar a bomberos y al número de emergencia de la compañía gas. Es importante recordar que la responsabilidad de la mantención de las redes interiores y artefactos es de los usuarios”, acotó.