Investigan si velas que abuelito usaba para iluminar causaron la tragedia
LA CALERA.- Siempre ha sido compleja la situación la de quienes no tienen un hogar donde vivir y, por ende, lo hacen en las calles. Y si bien existen varios programas de reinserción, apoyo y cuidados, varios deciden seguir en la calle, casi siempre solos y sin aceptar ayuda.
Ese era el caso de Mario Uribe Uribe, de 79 años, quien hace unos años optó por vivir de esta manera. A pesar de contar con familiares que le habían ofrecido ayuda, además del programa “Calle” de la municipalidad, el “Tata Mario”, como lo conocían muchos, no quería recibirla.
Era oriundo de La Ligua, siendo parte de una familia grande pero disfuncional. Cuando era niño, sus tíos y su primo René Uribe, quien también era muy pequeño, se trasladaron a vivir a Quillota. Él se vino con ellos y alcanzó a estudiar unos años en el Colegio Diego Echeverría.
Sus tíos se separaron, por lo que Mario y su primo se trasladaron solos a La Calera. Ambos no tenían más de 12 años de edad. A corta edad comenzaron a trabajar en cualquier cosa, logrando salir adelante. Su primo René se casó y tuvo hijos pero Mario, a pesar de haber tenido esporádicas parejas, no logró consolidar una relación estable.
Pasaron los años y Mario se estableció en la comuna, viviendo en distintos lugares como en el campamento Nueva Esperanza, recinto que en 2005 fue erradicado. La administración de ese entonces ofreció casas a la gente que ahí vivía pero Mario no quiso acceder a este beneficio y se fue a una pequeña habitación en Diego Lillo. Sin embargo, siempre llegaba a casa de su primo, donde lo recibían cariñosamente.
“Nosotros lo acogíamos pero a él no le gustaba e incluso le habíamos construido un cuartito en el patio, pero era difícil. Él inventaba cualquier cosa para irse. Un día dijo que iba a comprar una bebida y no volvió más. Después de harto tiempo sin verlo supimos que estaba viviendo en una ruca, cerca del río. Nos preocupamos, lo buscamos pero él no quería salir”, comentó Rosa López, esposa de su primo René.
NO HABÍA CUPO PARA UN HOGAR
Frente a esta situación Mario fue intervenido por el programa “Calle” de la municipalidad. “A Mario Uribe lo atendimos desde 2014, cuando lo encontramos debajo del puente con una úlcera en la pierna. Lo llevamos al hospital y se quedó en el albergue. Luego realizamos trámites para ingresarlo a algún hogar pero no había cupo, y en la Fundación Las Rosas no lo quisieron recibir”, contó Giancarlo Leiva, encargado del programa.
Es aquí donde surge la interrogante de hasta donde se puede obligar a una persona en estas condiciones a salir de las calles. “Nosotros trabajamos con alrededor de 60 personas que viven a la intemperie pero la consigna es que no se puede forzar a ninguno, ni siquiera a alojar en el albergue que se activa en época invernal, son ellos quienes lo deciden”, sostuvo Giancarlo.
TRISTE FINAL
El sábado, cerca de las 6:30 de la mañana, personal del circo que está ubicado en el Complejo Deportivo Esperanza dio la alerta a bomberos que uno de los rucos cercanos, construido con cartón y madera, se estaba incendiando.
Al llegar los voluntarios se encontraron con que una persona había muerto calcinada y se trataría del conocido “Tata Mario”, quien falleció producto de las lesiones.
El fiscal Hugo Arismendi aclaró que “la Brigada de Homicidios descartó la intervención de terceros. Sobre el origen del incendio, no se descarta que se haya producido por el volcamiento de algunas velas que la víctima utilizaba para iluminar el rústico espacio”.
Hasta el cierre de esta edición aún se estaban realizando las pruebas de ADN para identificarlo y sus familiares se encontraban a la espera de que el Servicio Médico legal les entregara el cuerpo, con la dolorosa certeza de que su ser querido era quien perdió la vida en ese fatal incendio.