Nolberto Olguín recordó cuando a temprana edad transportaba gente en camiones por los escarpaos cerros y asegura que jamás ha sufrido un accidente de tránsito
QUILPUÉ.- En 1955 y cuando apenas tenía 12 años, Nolberto Olguín Amador comenzó a trabajar junto a su abuelo Camilo Olguín y dos primos de él cargando y descargando un camión que estos adquirieron en los años 50’ para transportar a los habitantes de Colliguay hasta Quilpué.
Su familia inició este servicio en vehículos de unas seis toneladas, donde podían viajar entre 15 a 20 pasajeros, sentados en unas bancas, quienes además llevaban sacos de carbón, alimentos y distintas cosas, muchas de ellas para venderlas en el mercado de la ciudad, en ese entonces ubicado en calle Baquedano. Bajaban a eso de las 7 de la mañana y regresaban en la tarde, llevando lo que habían comprado.
“A los 18 años aprendí a manejar. Me enseñó un taxista que era conocido como el ‘Bonito’ Rodríguez, a quien yo le pagaba una carrera a la población Teniente Serrano y él aprovechaba de enseñarme a conducir. Después a él lo asaltaron y lo mataron en Quilpué. Luego terminé de aprender con otro conductor, al que le decían el ‘Guata Vaca’ y a los 20 años rendí mi examen de conducir, para tener mi primera licencia a los 21”, relató a “El Observador” Nolberto Olguín, el actual chofer del microbús que transporta pasajeros a Colliguay y que realiza este trabajo hace más de 50 años.
En 1952, este primer camión fue dado de baja y el abuelo de Nolberto compró otro marca Chevrolet, a la familia Hormazabal de Tiltil, que implementaron posteriormente como una micro. Esa fue la primera, hasta 10 años después, cuando ya tenía tres máquinas. En ese entonces, uno de los primos de su abuelo, Teodosio Olguín, murió en un accidente de tránsito en el paradero 10 de Villa Alemana, donde además fallecieron otros seis pasajeros. Tras este trágico hecho, Nolberto quedó a cargo de estos vehículos y comenzó a conducir.
De allí en adelante, cada cierto tiempo ha renovado este vehículo. Hoy cuenta con un microbús del año 2013, en perfectas condiciones, en sociedad con su primo Eladio Amador, quien tiene otra micro más. Pero de esos primeros años ayudando a cargar y descargar, este conductor de toda la vida recuerda más de una anécdota, aunque lamentablemente no siempre muy agradable.
“Hasta el año 1972 el camino a Colliguay era un infierno, porque era súper malo, sobre todo en invierno. Muchas veces, en ese tiempo, en los inviernos, quedamos botados a la mitad del trayecto, en la cuesta, entonces nos quedábamos a dormir en el vehículo, cuidándolo, sin saber si el día de mañana íbamos a salir o no. Y los pasajeros se bajaban y se iban caminando hasta sus casas, embarrados, pero no había otros medios”, narró el chofer.
“También recuerdo que en una oportunidad se me reventó el neumático y en ese tiempo la máquina tenía un repuesto abajo, en la parte de atrás. Me bajé de la micro, puse una gata, levanté la micro y en ese momento se corre la gata y un fierro me corta el pantalón, pero increíblemente no me pasó nada, porque se me podría haber quebrado la pierna”, contó el conductor.
Pero esos episodios han sido solo anécdotas de un trabajo que ha realizado por más de 50 años y durante el cual jamás ha sufrido un accidente de tránsito, a pesar de lo complejo que es manejar por la Cuesta de Colliguay. Actualmente Nolberto Olguín cuenta con otro vehículo con el que ofrece servicios turísticos y se proyecta para construir unas tres cabañas para arrendarlas, pero sabe que el servicio de transporte de pasajeros debe continuar, por lo mismo espera seguir ofreciéndolo ahora y durante los próximos años.