Al comprobar que estamos en la edición Nº 4.000 de “El Observador”, no se me ocurre otra cosa que dar gracias a tantas personas, establecimientos comerciales e instituciones, que durante 47 años han respaldado la propuesta de nuestro diario de estar al servicio del desarrollo de la zona.
Gracias a los miles y miles de lectores que nos dejan entrar en sus casas, que conversan por escrito con todo nuestro equipo, que forman su opinión sobre el acontecer local desde las crónicas de nuestra páginas, que leen con atención nuestras opiniones, que comparten en familia las inquietudes por nuestras ciudades, que se informan, se comprometen y participan a partir de nuestros medios de comunicación.
No es fácil cumplir 47 años haciendo periodismo local, en medio de la inmensa complejidad comunicacional de nuestros tiempos. Hemos sido fieles a seguir contando lo que pasa a la vuelta de la esquina, lo que ocurre en las ciudades donde compramos nuestra casa, donde trabajamos y amamos.
Nos sentimos la contraparte de la globalización, ya que mientras más cercano parece el mundo, más lejana se sienten las ciudades donde vivimos.
No ha sido fácil cumplir 4.000 ediciones de independencia informativa, alejados de todo partidismo político, fiscalizando a la autoridad donde quiera que ella se encuentre: municipio, gobernación, intendencia, Congreso o Presidencia. Nos hemos mantenido alertas a la forma en que se manejan los dineros de todos nosotros, porque no hay dineros públicos, hay solamente dinero de los contribuyentes, generados por los impuestos que pagamos.
Hemos visto pasar nueve presidentes por el palacio de La Moneda, a cientos de alcaldes por nuestros municipios y seguiremos viendo pasar a diversas y variadas autoridades, mientras nosotros observamos y contamos sus desempeños.
En estas miles de ediciones hemos podido prestar muchos servicios más que entregar noticias y publicidad, también hemos ayudado a encontrar empleo, a vender la casa, a decidir la compra de un auto, a arrendar una propiedad, a realizar buenos negocios, a poner en venta lo que ya no usamos en nuestro hogar, a ofrecer servicios técnicos y profesionales, a comercializar productos, entre tantas cosas que ocurren a través de los “Económicos Regionales”.
en estas cuatro mil ediciones hay decenas de miles de historias de nuestra gente, que hemos contado con orgullo, reporteadas con cariño y profesionalismo”.
En cuatro mil ediciones hemos contamos miles y miles de partidos de fútbol, resultados de competencias de tenis, básquetbol o voleibol. Hemos destacado a miles de deportistas y dado a conocer las actividades de cientos de clubes.
¿Quién no ha sido nombrado alguna vez en las cuatro mil ediciones del diario? Más de algún familiar tuvo en la crónica de su muerte la última despedida y la última conexión con su gente. En las fotos de sociales, en las informaciones del barrio, en los reclamos o agradecimientos, en la vida cotidiana de cada una de nuestras ciudades, donde más de alguna vez los lectores han sido protagonistas.
Ya lo sabemos, no se puede desarrollar la misión del periodismo sin que el negocio funcione y sostenga los equipos de trabajo, por eso ha sido fundamental sentir el que hemos podido ser un canal de buenos negocios para nuestros avisadores y que esta ancha vitrina ha permitido que sus productos y servicios lleguen a miles de familias.
Con cuatro mil ediciones hemos sido también muy leídos en el extranjero, donde tantos compatriotas sueñan con su terruño y quieren leer las noticias de esas ciudades donde nacieron, con calles y negocios que ellos conocen, esas ciudades que son suyas en el corazón, a pesar de la distancia.
Y por supuesto, en estas cuatro mil ediciones hay decenas de miles de historias de nuestra gente, que hemos contado con orgullo, reporteadas con cariño y profesionalismo, como ha sido la tónica informativa de “El Observador”, renovada y reafirmada por su joven Director, Roberto Silva Binvignat, que le ha dado nuevas vitalidades a las páginas que Usted tiene en sus manos.
Nunca, en ningún diario he dejado de publicar mi columna de opinión “Ultima Carilla”, por lo que hoy estoy celebrando con entusiasmo y alegría los cuatro mil artículos escritos, que me han permitido compartir ideas y propuestas a lo largo de casi medio siglo.
Esta maravillosa pasión que es, ha sido y seguirá siendo el periodismo local, nos renueva las fuerzas para seguir avanzando en el folio y para seguir contribuyendo al desarrollo de nuestra zona.
Gracias, muchas gracias, por dejarnos llegar a la edición Nº 4.000 de “El Observador”.