Juan Pablo Rojas Ahumada
Periodista
Estamos viviendo en una sociedad en la que los escándalos protagonizados por políticos corruptos y donde las injusticias están a la orden del día y luchar contra ellas es visto como un acto de romanticismo, son lo común en lugar de reconocerlo como lo que son: algo que está mal y que no debería ocurrir.
En el caso de la honestidad pasa exactamente lo mismo y un ejemplo es lo que ocurrió este fin de semana, cuando una joven quillotana llamada Marta Cruz encontró en el estacionamiento de un supermercado, la nada despreciable suma de 500 mil pesos. Ella no los robó, no vio que se le cayeran a alguien del bolsillo, ni se hizo cómodamente la desentendida. Nada de eso, se encontró un fajo de billetes, sin identificación, en el medio de la nada, sin testigos, sin miradas inquisidoras, y sin que nada mediara entre su conciencia y optar por guardar el dinero y gastarlo, por ejemplo, en un ajuar para el bebé que tiene en su vientre y nacerá en agosto.
Conversando con Marta me contó que cuando decidió buscar al legítimo dueño del dinero, decenas de personas trataron de engañarla para apropiarse de la cuantiosa suma; otros tantos la tildaron de “tonta” por cometer la “locura” de ser honesta, porque su actitud es eso, un acto de honestidad es un hecho insólito en los tiempos que corren y no podemos aceptar discursos en los que se trata de justificar a políticos por evadir impuestos y a la vez sorprendernos por esta joven quien hizo lo que todos “deberíamos” hacer.
Normalizar la honestidad es mi nuevo propósito, uno muy cuesta arriba si no podemos contar con nuestras autoridades para esa tarea, y más aun si hace apenas una semana el país entero se enteró del caso del carabinero que trató de pasarse de listo adueñándose de una mascota extraviada y que intentó vender por redes sociales. Si bien será la justicia la encargada de determinar si este servidor público cometió un delito o no, entre los miles que han comentado el caso hay bastantes que defienden la acción del funcionario policial, argumentando que se trata de un “chileno pillo” y “picarón”, como -supuestamente- somos todos: pillos y prestos a sacar partido de cualquier ventaja que nos den. Y aquí está el problema, pues eso es lo normal, cuando en realidad es todo lo que está mal, no solo con la sociedad chilena, sino también con todas las demás.
https://web.observador.cl/la-calera-encontro-500-mil-pesos-en-estacionamiento-del-mall-y-los-devolvio-a-traves-de-facebook/