Le diagnosticaron resfrío y después neumonía, entró caminando a urgencias y en menos de una hora falleció
LA CALERA.- Pese a lo inesperadas que puedan ser las situaciones que enfrentamos a diario, existen algunas para las que nunca estaremos preparados porque sencillamente la naturaleza no nos ha preparado. Una de ellas es la muerte de un hijo, una de las experiencias más devastadoras que puede sufrir cualquier padre o madre y que lamentablemente está viviendo por estos días una familia de La Calera tras el repentino fallecimiento de su hijo de apenas 13 años.
Néstor Choque Vásquez caminó, corrió y jugó en su barrio de la Villa Empart, uno de los sectores más tradicionales y tranquilos de la comuna, donde también estudió y compartió con decenas de compañeros del Colegio Apumanque, en el que cursó varios años y también en el Colegio Becarb, donde estudiaba en la actualidad.
A las afueras de la Parroquia San José, “El Observador” pudo conversar con Rafael Choque, el desconsolado padre del muchacho, quien relató las semanas finales de su hijo: “Yo lo vi entrar caminando a Urgencias y en menos de una hora ya no estaba”, dijo entre lágrimas.
Según comentó el padre, su hijo comenzó las vacaciones de invierno con lo que parecía ser un fuerte resfriado, por lo menos eso fue lo que le señaló el primer médico al que visitaron en la zona. Sin embargo, con el paso de los días la situación no mejoraba, “la segunda semana empecé a ver cómo se iba apagando”, señaló Rafael, quien veía a su hijo menor muy desganado, con pocas energías e incluso con dificultad para respirar.
Por supuesto que ante la enfermedad de un hijo, la familia no se quedó conforme y luego de una radiografía, el diagnóstico pasó a ser el de una neumonía aguda, ya que el examen estableció que Néstor tenía líquido en uno de sus pulmones, por lo que en un comienzo se evaluó la idea de internarlo en la Clínica Los Leones de La Calera. No obstante, la familia optó por trasladarlo a la Clínica Dávila en Santiago donde tendría mejores atenciones.
La última noche de Néstor en casa fue una diferente a la de las últimas semanas, según detalla Rafael, ya que se notó de mejor ánimo, vieron vídeos sobre astronomía como era habitual en ellos y hasta estuvo jugando videojuegos en línea en su computador. “Este ya se siente mejor”, pensó animado su padre aquella oportunidad. Más tarde, el joven le daría las buenas noches a su familia para acostarse y al día siguiente la vida de la familia cambiaría por completo.
UN TUMOR “BENIGNO”
Según cuenta Rafael el miércoles llegaron a Santiago con el joven Néstor, que entró caminando al área de Urgencias de la Clínica Dávila, “lo dejé ahí y fui a hacer el papeleo para el ingreso, me demoré 10 minutos y en hacer eso y pasados diez minutos más se nos acercaron para decirnos que las cosas se habían complicado”, cuenta el aún incrédulo padre, “fue una pesadilla, se acercaba una persona y otra a decirnos que teníamos que ser fuertes”, relató emocionado.
Al cabo de algunos minutos más, se enteraron que su hijo tenía un tumor alojado muy cerca de su corazón, “nos explicaron que cuando eres un niño ese tumor es benigno y no causa problemas, pero con el desarrollo del cuerpo, el tumor también fue creciendo”, lamentablemente esta explicación, el origen de todos los síntomas de su hijo, la conocieron al enterarse de su fallecimiento.
En horas de la tarde del mismo miércoles, el cuerpo fue trasladado hasta la Parroquia San José, hasta donde llegaron decenas de personas, entre ellas muchos de sus ex compañeros tanto del Colegio Apumanque como del Colegio Becarb, donde estudiaba en la actualidad.
Para el padre, el velorio en la iglesia no es un rito con el que su hijo habría estado de acuerdo, “me habría dicho, qué estamos haciendo acá”, dijo esbozando una sonrisa, agregando que en lugar de sepultarlo, el jueves trasladarán el cuerpo hasta Santiago nuevamente, donde será cremado y las cenizas finalmente serán esparcidas en el patio de su casa en la Villa Empart. “Ahí es donde le gustaba estar”, cerró el padre.