Dos familias fueron víctimas de la mujer, quien aprovechó la amistad de los vecinos para apropiarse de su dinero
LA CALERA.- La describen como una mujer seria, madura y responsable. O al menos, eso aparenta. Viste de negro y usa un pañuelo en la cabeza, siempre impecable. Su última aparición fue el lunes de la semana pasada, cuando llegó hasta una casa de calle Alonso Zumaeta. Allí dijo que venía de una capilla cercana y que buscaba a un matrimonio de abuelitos que no había ido a misa, a los que esperaba invitar a un paseo gratuito que preparaba la Iglesia.
La atendió inicialmente un vecino y luego una vecina, que recién había regresado de comprar el pan de la tarde. Ella, amablemente, le dio algunos datos de quiénes podrían ser las personas que buscaba. La mujer, de unos 50 a 60 años, luego de conocer el nombre que requería, se alejó del lugar hacía el hogar que le habían indicado.
Al llegar a la vivienda fue atendida por la dueña de casa, pero cambió drásticamente su discurso. Le dijo a la abuelita que la primera vecina había sufrido la explosión de su cocina y que le había pedido que la visitara para pedirle dinero. Necesitaba urgentemente 80 mil pesos para comprar gas, por lo que la abuelita se apuró en ir a buscar plata de su pensión para ayudar a su vecina y amiga.
Mientras la dueña de casa se lamentaba por la mala suerte de su vecina, le preguntaba a la mujer rubia si su amiga había quedado herida o necesitaba alguna otra cosa. Luego, ya con el dinero en su cartera y con absoluta tranquilidad, la desconocida desapareció. La abuelita se dio cuenta que había sido engañada cuando se enteró que su vecina estaba bien y que no había pasado absolutamente nada trágico en su hogar.
ENGAÑO REPETIDO
Una historia similar ocurrió en El Melón, aparentemente con la misma mujer rubia como protagonista. Allí, con absoluta familiaridad, la “dama” le dijo a otra abuelita: “Señora, a don Nano se le incendió el calefón. Es mi tío y dice si su marido (lo nombra) le puede ir a ayudar”. En ese instante, el hombre fue a colaborar con el vecino, que vive a pocos metros de su casa.
Al poco rato, la mujer rubia volvió al hogar de los abuelitos diciendo que regresaba a pedido del marido (lo nombra familiarmente), para que le mandara unas herramientas y dinero para cancelar un tubo de gas. La abuelita no le pasó las herramientas, pues no las encontró, pero sí ochenta mil pesos para que comprara el tubo de gas licuado.
Recién se enteró de la estafa cuando su marido volvió al hogar y le dijo que había estado con unos amigos en un local de reuniones. Cuando ella le preguntó si había mandado a buscar dinero, su cónyuge le dijo que no. Allí, ella supo que la mujer rubia, vestida de negro, la había estafado. Se dio cuenta a Carabineros del Retén de El Melón, que hizo un operativo de búsqueda. Sin embargo, la mujer rubia había desaparecido.
La misteriosa mujer sería la misma que el año pasado estafó a varios abuelitos, prácticamente con el mismo modus operandi. Se llama a la comunidad a que esté atenta para evitar que más adultos mayores sean engañados.