Le entregaron dos cajones cerrados, supuestamente, con el feto y la placenta de sus hijos. Luego se supo que se había cometido un error
LA CALERA.- El 7 de abril de este año, Constanza Galleguillos Ibáñez supo que iba a ser mamá por primera vez. “No me llegó el periodo -dice- y sentí en mi cuerpo una sensación distinta”. Ella narra su historia desde la Villa Centenario de La Calera, donde ha vivido gran parte de su vida junto a su pareja, Yeral Vásquez Rebolledo.
A los 21 años, con estudios básicos en la Escuela Palestina y una vida de esfuerzo a cuestas -trabajó en Ocoa cosechando arándanos- el hecho de ser madre se había convertido en un motivo de enorme felicidad. “Estábamos muy contentos y muchas de nuestras conversaciones eran de cuando seríamos padres”, relata.
PROBLEMAS EN EL EMBARAZO
Pensaban en el hijo o la hija que tendrían y se imaginaban cómo su arribo alegraría el hogar. La primera ecografía no dijo mucho, pero un nuevo examen -tiempo después- determinó que serían gemelos. Sin embargo, más tarde supieron que sólo uno de los fetos se estaba desarrollando normalmente.
Se les pidió a los padres que iniciaran un tratamiento que podrían conseguir en los hospitales públicos de Quillota o Viña del Mar, aunque a principios de agosto se creía poco viable que los dos niños sobrevivieran. “Hace unos días -cuenta Constanza- sentí contracciones. Fui al hospital y sólo me dieron dipironas”.
El sábado antepasado debió volver al Hospital de La Calera y la madrugada del domingo la trasladaron al “San Martín” de Quillota. Tenía complicaciones y sólo se escuchaba un latido cardíaco. En las primeras horas de la noche rompió la bolsa y fue llevada a pabellón. Minutos después, el feto de un niño y la placenta del otro salieron del vientre de Constanza.
“Aunque sabía que era difícil que estuvieran bien, con tan poco tiempo de gestación, fue una desilusión enorme. Mi pareja había hasta dejado su trabajo en la construcción para estar conmigo. Fue un momento muy triste. Como si todo lo que habíamos soñado se acabara”, lamenta la joven.
COMIENZA LA PESADILLA
Constanza cuenta que “mientras estaba en el hospital, mi pareja, nuestra familia y los vecinos hicieron una colecta para comprar un terreno y los cajoncitos para la sepultación de los niños. Nunca los vimos y siempre pensamos que dentro estaban sus cuerpecitos. Aunque fueran un feto y una placenta, eran nuestros hijos. Así los sentimos siempre. Aunque no llegaron a nacer con todos sus meses de gestación eran nuestros niños”.
Incluso los bautizaron de manera póstuma, “porque nos dijeron que eran ellos. Uno se llama como su padre, Yeral Sebastián. Y el otro Sebastián Yeral. Aunque yo venía de un raspaje y sólo el lunes salí del hospital, me di la fuerza para estar en su velatorio e ir a su sepultación en el Cementerio de Nogales. Estuvimos acompañados, debido a la pandemia, principalmente por familiares”.
Pero el jueves llegó un vehículo a buscar a los padres a la Villa Centenario. Constanza Galleguillos dice que “nos pidieron que los acompañáramos al Hospital de Quillota. Allá nos atendió el director, quien nos explicó que los niños estaban cambiados y que había un problema con una mamá de La Ligua. Se estaba investigando lo ocurrido”.
La joven añade que “conocí en el hospital a la niña de La Ligua, Javiera López, porque estuvo internada conmigo. No creo que sea buenos andar con nuestros hijos muertos de un lado para otro. Los nuestros, supuestamente, están allá y el de Javiera sería el que sepultamos nosotros, creyendo que era uno de nuestros gemelos”.
“Pienso que faltó profesionalismo. Necesitamos una aclaración y que haya responsables del error. Aquí hay una madre en La Ligua que está sufriendo y nosotros estamos en las mismas. Teníamos una gran esperanza de ser padres. No pudo ser, por problemas distintos, pero lo sucedido no tiene nombre”, reclama la joven calerana.
RESPUESTA DEL HOSPITAL
Al respecto, el Hospital San Martín de Quillota señaló, a través de su director Claudio Fernández Molina, que junto con lamentar profundamente la situación vivida por la usuaria y su familia, la dirección del establecimiento se reunió con ellos presencialmente la tarde del pasado jueves. Esto para darles cuenta de la situación y prestarles todo el apoyo necesario.
Se les comunicó formalmente de los hechos ocurridos para que ellos puedan realizar los trámites necesarios y dar sepultura de sus respectivos nonatos. Asimismo, se les informó sobre la inmediata realización de un sumario administrativo y de una auditoría clínica que permita esclarecer las responsabilidades funcionarias en este caso, así como también determinar procesos de mejora para evitar que hechos tan lamentables se vuelvan a repetir.