Los médicos no le daban muchas esperanzas pero ha logrado superar varias operaciones e incluso se prepara para dar la PSU
LA CALERA.- Astrid Schutz Olivares no sabía que el 10 de agosto de 2018 su vida cambiaría dramáticamente. En ese entonces tenía 17 años, estudiaba en el Liceo Pedro de Valdivia y quería ser parte del Ejército de Chile. Esa noche iba a participar de una “Noche de Chicas”, con primas, sobrinas y amigas, en un departamento de la Villa Valparaíso, por lo que salió a comprar algunas cosas que faltaban para la actividad familiar.
Caminó, de la mano de su pololo, algunos metros desde el departamento que su madre había heredado en la Villa Valparaíso, cuando comenzó el calvario. Un hombre joven -al parecer embrutecido por el consumo de pasta base- le salió al paso a la pareja de jóvenes y comenzó a golpear al joven. Les exigió que les entregaran todo lo que llevaban, incluso las zapatillas.
La víctima reclamó que ya no tenía nada más que entregarle, por lo que el ladrón se enojó y lo siguió golpeando. Entonces Astrid encaró al agresor y le pidió que dejara de golpear a su pareja. Ella, que era seleccionada nacional de Karate Shoduko, logró sacar al hombre de encima del cuerpo de su pololo, pero debió enfrentar la furia del delincuente.
El hombre apuntó hacía el vientre de Astrid con lo que ella creía que era sólo un fierro y le disparó. Era una escopeta hechiza y decenas de perdigones se incrustaron en su abdomen. Su tía, Carmen Gloria Olivares, dice que pidieron ayuda a una vecina paramédico, quien le dio los primeros auxilios y llamó la ambulancia del hospital.
RECUPERACIÓN
El estado de Astrid era gravísimo y las opciones de vida eran mínimas, según le dijeron los médicos de La Calera y después los de Quillota. Sin embargo, los facultativos hicieron lo que podían para recuperar sus escasos signos vitales. La tía de la joven dice que “en un momento, nos dijeron que sólo nos quedaba rezar. Los hicimos con una fe que quizás nunca manifestamos. Dios escuchó nuestras súplicas e hizo el milagro”.
Ocho días después, Astrid Schutz Olivares salió de su gravísimo estado y se dio cuenta de lo que estaba viviendo. “Despertó asustada -dice su tía- y no comprendía ni recordaba lo que había pasado. Se quería sacar todos los instrumentos médicos. Tuvieron que someterla a sedación, lo que la llevó a un coma inducido, que la hizo ir despertando de a poco”.
Estuvo cuatro meses internada en la UCI del Hospital San Martín de Quillota, donde “muchas veces los doctores nos decían que estuviéramos con ella en su adiós definitivo”, cuenta Carmen Gloria Olivares. Entretanto, la joven Astrid cumplió sus 18 años, recibió en el hospital su Licencia de Cuarto Medio y con el tercer lugar de su curso. Por ahora se prepara para dar la PSU y escribir un libro sobre lo vivido, que incluso significó el término de su noviazgo.
Después de nueves meses y varias graves crisis intermedias, la joven ha empezado a recrear sus esperanzas. Los médicos de Quillota han hecho verdaderos milagros para recomponer las funciones de sus intestinos, por lo que ha sufrido varias operaciones. Hace un par de semanas, Astrid Schutz fue trasladada hasta el Hospital de Viña del Mar. Allí, un equipo importante médicos decidirán si la intervienen nuevamente para tratar de recuperar su vida.
Aunque la operación no tendrá un costo, debido a un programa social, igualmente la familia debe asumir otras responsabilidades económicas, en remedios, cremas y artefactos de apoyo a su recuperación. Por ello, han preparado una rifa para ir en ayuda de la joven deportista. Entretanto, el ladrón está preso, a la espera de una condena. Se espera que la justicia sea implacable con quien causó tanto mal a una niña que tenía un hermoso proyecto de vida, frustrado por la brutal acción de un maleante.