Miguel Roldán, un joven de 19 años, posteó en redes sociales lo sucedido y la reacción solidaria de la gente fue instantánea
LA CALERA.- En la edición impresa del viernes 22 de mayo del diario “El Observador” contamos la historia de Luis Henríquez Saavedra, un adulto mayor de 74 años que el miércoles 20 perdió, a manos de un par de desalmados, su pensión y el Bono Invierno que había cobrado minutos antes en Quillota.
Al percatarse que había sido víctima de un robo, donde había perdido 300 mil pesos, rompió en llanto en pleno centro de La Calera, generando la solidaridad de muchas personas que fueron testigos de la triste escena.
Esa imagen conmovió a Miguel Roldán Arancibia, un joven nogalino de 19 años que cursa segundo año de Ingeniería en Medio Ambiente en el DuocUc de Valparaíso. Es día, socorrió al abuelito calerano, trató de consolarlo y, al instante, decidió postear en su Facebook lo sucedido, apelando a la solidaridad de quienes quisieran ayudarlo.
“Yo estaba cerca de la Farmacia Tamanaco y vi cómo lloraba. Me acerqué para ayudarlo. Lo primero que pensé fue apostar al corazón de la gente y publiqué la historia en Facebook. Fue tal la respuesta que, de otras ciudades del país, llamaron a don Luis y lo han ayudado”, cuenta el joven solidario, confeso lector habitual de “El Observador”.
SOLIDARIDAD DE TODA LA REGIÓN
Luis Henríquez recibió llamados y aportes económicos de Nogales, La Calera, Santiago y Viña del Mar. Incluso, una mujer de la Ciudad Jardín llegó a la casa del abuelito calerano para regalarle una cama nueva y, hasta ahora, ha recibido aportes que superan varias veces lo sustraído.
“Hay que agradecer a la gente que lo ha ayudado, porque se pasaron”, añade el joven, quien destacó haber aprendido sobre la solidaridad teniendo como modelos a sus padres, Fernando Roldán y Rita Arancibia, quienes le han entregado ejemplos de vida.
A Luis Henríquez no lo ha vuelto a ver y sólo ha mantenido contacto telefónico con él, aunque se siente feliz de haber podido aportar para ayudarlo, conmovido por su llanto aquel día. “Estaba muy agradecido porque nunca imaginó que le llegaría tanta ayuda. Me dijo que era como su ángel”, recuerda el estudiante nogalino.
